La religión que vino para explicar el sendero de la felicidad para la humanidad hasta el fin de la historia, no puede callar ni quedar indiferente ante un asunto que todas las sociedades necesitan, o sea el gobierno. Por otra parte, la construcción y el tejido de los mandatos islámicos es en tal forma que demanda la existencia de un gobierno, y el Islam sin gobierno no puede continuar su vida.
Una imagen correcta de la religión, en forma natural hace razonable y lógico el asunto de recurrir a ésta como una fuente para la política. La religión que vino para explicar el sendero de la felicidad para la humanidad hasta el fin de la historia, no puede callar ni quedar indiferente ante un asunto que todas las sociedades necesitan, o sea el gobierno. Por ello, el Imâm Ridâ (a.s.) en una de sus frases respecto a la causa de la existencia de un gobierno Islámico dice: “No podemos encontrar ningún grupo o nación que haya vivido y continuado su existencia sin gobernador ni tutor, ya que la administración de los asuntos religiosos y terrenales de ellos, necesitan de un gobernador administrador. Está lejos de la Sabiduría de Dios Sublime que deje a sus criaturas sin líder ni gobernador. Aunque Sabe perfectamente que la gente sin otra alternativa deberá tener un gobernador para que otorgue a la sociedad consolidación y estabilidad, lidere a la gente en la lucha ante sus enemigos, divida entre ellos los tesoros públicos, establezca la oración de los viernes y las colectivas, e impida la opresión de los opresores sobre los oprimidos”.[1]
Por otra parte, la construcción y el tejido de los mandatos islámicos es en tal forma que demanda la existencia de un gobierno, y el Islam sin gobierno no puede continuar su vida. Por ello el Imâm Ridâ (a.s.) en su frase mencionada indica el establecimiento de la oración de los viernes y las oraciones colectivas, y en otra de sus frases dice: “Si Dios no hubiese colocado para la gente un gobernador honesto, vigilante y de confianza seguramente la religión divina se hubiese extinguido, y los mandatos y las tradiciones divinas hubiesen cambiado, las innovaciones en la religión hubiesen incrementado, los irreligiosos hubiesen alterado la religión divina y ésta sufriría de defectos, y se hubiesen propagado entre los musulmanes las dudas respecto al Islam”.[2]
Por esta razón, entre los musulmanes e inclusive los que no lo son este asunto de que el Islam posee un sistema especial en el gobierno, y el gobierno del Profeta (s.a.w.) en Medina es un ejemplo de éste, no hubo ni hay lugar a duda. En tal forma que cuando “’Alî ‘Abdul Razâq” el año de 1343 de la hégira lunar, en Egipto con el libro Al-Islâm wa Usûl Al-Hukm”[3] negó del gobierno profético y alegó que el Profeta (s.a.w.) sólo fue mensajero de Dios y nunca trató de crear un país o un gobierno, fue expulsado de la religión por parte de los sabios del mundo sunnita. El escribió esta obra en la época en que Kemal Atatürk negando el Califato Otomano, fundo un sistema laico de sí mismo, mientras que en Egipto los seguidores del califato colocaron a Malik Fuad en el trono del poder como califa de los musulmanes. Esta simultaneidad muestra que él también se vio influenciado por los pensamientos secularistas del occidente, e inspirándose en escritos de los filósofos y políticos laicos escribió este libro.
En realidad, lo dicho por ‘Alî ‘Abdul Razâq contenía dos pretensiones, o sea decir que: (a) aquello que el Gran Mensajero (s.a.w.) creó en Medina, no fue gobierno; (b) aquello que sucedió en Medina, no fue religioso.
Para su primera pretensión hizo énfasis en este punto que aquello que el Profeta (s.a.w.) creó en Medina no poseía ninguna de las especialidades del gobierno bajo el significado conocido. Para su segunda pretensión insistía en el asunto que el rango de profecía no tiene relación con el de gobierno ni la política.
En respuesta a su primera pretensión, deberá ponerse atención en este punto que, si nosotros consideramos una forma especial de gobierno como criterio de su realización, sin duda que no se ha realizado esta forma durante ninguna épocas ni entre ninguna de las tribus. Por lo tanto, deberá presentarse una descripción completa para gobierno, que tenga la facultad de realizarse en diversas formas, para que sea comparado con los diversos gobiernos.
Una definición como esta puede manifestarse así: el gobierno es un conjunto de poderes organizados que tiene bajo su cargo la administración de los asuntos de la sociedad. En esta definición el gobierno posee un conjunto de estructuras existentes en la soberanía que contiene partes de la legislación, judicial y ejecutiva.[4] Por otra parte, en esta definición la explicación de “poderes” indica “soberanía”, “autoridad” del gobierno y el término “organizado” indica su “estructura”.
Basándonos en esta definición aquello que el Gran Mensajero (s.a.w.) realizó en Medina fue un gobierno bajo el significado perfecto de la palabra, ya que estructuró un poder que tenía bajo su cargo la administración de los asuntos de la sociedad. Durante la historia numerosas obras muy detalladas han sido escritas respecto a la estructura administrativa del gobierno profético.[5]
Pero la religiosidad del gobierno profético se evidencia atendiendo algunos puntos:
A) Los mandatos islámicos son en tal forma que muchos de éstos sin la formación de un gobierno es imposible que puedan ser ejecutables, tal y como los mandatos penales, judiciales o financieros del Islam.
B) Existen razones que presentan al Profeta (s.a.w.) como propietario del liderazgo y de la autoridad de mando de la sociedad.[6]
C) Si verdaderamente la profecía y la misión son ajenas al gobierno y la política, ¿por qué el Profeta (s.a.w.) procedió a formar un gobierno y gastar tiempo y energía en este asunto? ¿Acaso aquí no se vio negligente en el cumplimiento de su deber? Si se dice que el Profeta (s.a.w.) hizo esto para propagar la religión y realizar su misión, esta respuesta por una parte muestra una amplia y fuerte relación entre religiosidad y política, mientras que por otra, no responde a esta pregunta que ¿por qué el mismo Profeta (s.a.w.) en persona asumió el gobierno y no se lo entregó a uno de sus fieles seguidores tal y como a ‘Alî (a.s.)?
De cualquier forma aquello que expuso ‘Alî ‘Abdul Razâq setenta años antes de esto, y el asunto que hoy día en el mundo islámico se detecta y emerge en formas diferentes, será comprensible y criticable cuando reconozcamos las raíces de esto en su lugar de surgimiento, o sea el occidente. Para conocer la cultura y filosofía contemporánea del occidente deberemos tener una visión, aunque sea superficial, de la historia del pensamiento cristiano que constituye el lugar cultural del occidente.[7]
Fuentes para mayor estudio:
Mahdî Hâdavî Tehrânî, Wilâîat va Dîyânat, Instituto de Cultura Janeîe Jirad, Qom, segunda edición, 2001.
[1]– Recurrir a: Maylisî, Bihâr Al-Anwâr, t.VI, p.60.
[2]– Ídem.
[3]– El Islam y las raíces del Gobierno.
[4]– Entonces el propósito de éste, equivale a “gobierno”.
[5]– Tal y como Yahshîârî (n.331 d.H) en la obra “Al-Wuzarâ’ wal Kittâb”; y Hilâl Al-Sâbî (n.448 d.H.) en otro libro con ese mismo nombre, y Mâwardî (n.450 d.H.), y Abû Ia‘alî (n.458 d.H.) en sus libros de nombre “Al-Ahkâm Al-Sultanîîah” y Ibn Taîmîîah (n.728 d.H) y Ibn Qaîîem Al-Yuzîîah (n.751 d.H.) en sus libros de nombre “Al-Sîâsat Al-Shar’îah” y ‘Alî Ibn Muhammad Ibn Mas’ûd Al-Jazâ’î (n.789 d.H.) en su tan importante libro “Tajrîy Al-Dilâlât Al-Samîî’îat ‘alâ mâ kâna fi ‘ahdi Rasulil.lah (s.a.w.) mîn Al-Harf wa Al-Sanâîa’ wa Al-Amâlâti Al-Shar’îîah” y Rafî’atul Tahtâwî en el libro “Nahâîîat ul-Iyâz fî seîrat sâkin Al-Hiyâz”, y Ibn Idrîs Katânî en el libro “Al-Tarâîb Al-Idarîa”.
[6]– Índice: las causas del liderazgo de los Inmaculados (a.s.), pregunta 218.
[7]– Índice: la religión y el cristianismo, pregunta 212.