El punto que debe considerarse en su pregunta es que los dos se aman, y usted quiere ser una esposa ideal para su marido. Usted debe dar siempre un papel importante a esta especialidad para que los demás asuntos queden bajo la luminosidad de estos rayos.
En la vida matrimonial debe dominar un ambiente de alegría, intimidad, amistad y afecto, no el de egoísmo, individualismo ni sentimiento de superioridad. Por lo tanto muchos de los asuntos que se muestran en forma de dificultad pueden ser resueltos fácilmente.
Muchas veces consideramos unos asuntos como defecto sin serlo, entonces debemos primero conocer el defecto y estar seguros que es un defecto. Después tratar de corregirlo.
Parece ser que el mejor criterio para indicar estos asuntos, es que nosotros mismos nos coloquemos en el lugar de la persona, en esta forma que actuemos en la forma que nos agrada que actúen con nosotros. Considerando que no ha transcurrido mucho tiempo de su matrimonio y desconocen mutuamente muchas de sus especialidades morales y de conducta, entonces no se apresure hasta que se familiaricen más con las particularidades morales uno del otro, entonces sin crear ninguna sensibilidad puedan alcanzar sus propósitos.
El punto que debe considerarse en su pregunta, el cual es de gran satisfacción, es que los dos se aman, y usted quiere ser una mujer ideal para su marido. Usted debe siempre dar un papel importante a esta especialidad, que en este caso, los demás asuntos, incluso las dificultades que –a veces más y otras menos– existen en la vida en común, queden bajo la luminosidad de estos rayos. Parece ser que para alcanzar una respuesta exacta es necesario primero realizar algunas preguntas:
1. Primero debemos ver ¿cómo podemos ser un buen cónyuge?
2. ¿Cuáles son los criterios mencionados por el Islam para un buen cónyuge?
3. Debemos tomar en cuenta que si aquello que consideramos un defecto realmente lo es o no.
4. Suponiendo que sea un defecto ¿acaso en cualquier forma que queramos podemos transmitirlo o tiene sus condiciones?
En este mismo orden respondemos a estas preguntas:
Primero: Considerando las enseñanzas islámicas y tomar como modelo a nuestros Inmaculados, se entiende que en la vida matrimonial debe dominar un ambiente de alegría, intimidad, amistad y afecto, no de egoísmo, individualismo ni sentimiento de superioridad. Por lo tanto si la esposa y el marido son amigos muchos de los asuntos que se muestran en forma de dificultad pueden resolverse fácilmente. Claro está es digno de mencionar que la administración del hogar es obligación del hombre –no en forma de una concesión especial– que considerando este factor la familia deberá fortalecerse y solidificarse.
Por lo tanto muchos de los asuntos que se muestran en forma de dificultad pueden ser resueltos fácilmente.
Segundo: Para obtener respuesta a esta pregunta recurra al Índice: “Las normas del cónyuge ideal” preg.no.7980 en este mismo sitio.
Tercero: Respecto al conocimiento de la crítica y del defecto, primero debemos ver ese defecto desde que perspectiva es considerado defecto. Acaso tiene una perspectiva legal y religiosa, o habitual, social y personal que en las dos primeras partes deberá preguntarse la opinión de los especialistas religiosos y de las ciencias sociales en este campo. En efecto nosotros también aceptamos que en estos asuntos en ocasiones es defecto en forma evidente y clara, que todos se percatan de ello. Pero por lo general no sucede así muchas veces sucede que consideramos algunos asuntos como un defecto pero en realidad no lo son.[1]
Pero el punto final: Suponiendo que aceptemos que algo verdaderamente es un defecto y es considerado como tal, ¿Acaso en esta situación tenemos permiso para expresarlo en cualquier tiempo, lugar y condición?
Muchas veces sucede que se llama la atención por bondad y por compasión, pero ya que al hacerlo no se respetan todas las condiciones, no se obtendrá una respuesta agradable sino que tendrá también una reacción contraria, parece ser que la mejor forma para respetar las buenas condiciones es que nosotros mismos nos coloquemos en el lugar de la persona a la que vamos a llamar la atención. Así también debemos hacerlo en la misma forma que nos gustaría que los demás nos llamaran la atención, y debemos indicar en la misma forma que nos gustaría que los demás nos indicaran. Es decir indicar considerando la diferencia de personalidades, capacidades y tolerancia en la persona.
Considerando que no ha transcurrido mucho tiempo de su matrimonio y desconocen mutuamente muchas de sus especialidades morales y de conducta, que con el transcurso del tiempo poco a poco se familiarizarán cada día más con las particularidades morales uno del otro. Entonces sin crear ninguna sensibilidad pueden alcanzar sus deseos.
Damos fin a este debate recordando unas palabras del Imam ‘Alî (a.s.).
El Imam ‘Alî (a.s.) en su testamento que escribió para su hijo Imam Hasan (a.s.) dijo:
“¡Hijo mío! Evalúate a través de los demás, desea para otros lo que deseas para ti, considera malo para otros lo que consideras malo para ti. Si no quieres ser oprimido, no sea opresor; y si quieres que otros sean buenos contigo sé bueno con los demás. Considera malo para ti aquello que consideras malo de los demás, y acepta para la gente aquello que aceptas para ti. No hables de aquello que ignoras, y di aquello que sabes. No digas aquello que no quieres que digan de ti”.[2]
[1]–Para más información a este respecto recurra a las condiciones de aconsejar las buenas acciones y censurar lo prohibido mencionados en las obras de jurisprudencia. Nosotros también extrajimos lo siguiente de la obra Taûdîh Al-Masâ’il (Al-Mahshâ Al-Imâm Al-Jomeînî), t.2, p. 765, así como de las Risâlat de los grandes Ayatul.lah Golpâîgânî y Sâfî.
Las condiciones para recomendar los buenos actos y censurar lo prohibido son cinco:
1. El que ordena y censura debe conocer perfectamente las buenas acciones y lo prohibido, debe tener la certeza de la obligación de las buenas accione y de la prohibición de lo prohibido, debe estar seguro que no se equivoca.
2. Aquel que da la posibilidad que su orden o censura tendrán efecto, ya que de lo contrario este acto (ordenar y censurar) no es obligatorio para la persona.
3. Aquel que dejó de realizar lo obligatorio, o realiza actos prohibidos e insiste en realizarlo, entonces si se entera que se arrepintió y no volvió a repetirlo, en este caso este acto (ordenar y censurar) no es obligatorio para la persona.
4. La obligación de las buenas acciones y la prohibición de lo prohibido respecto a la persona que lo realiza, sea permitido y estable, y no tenga excusa en dejar de realizar lo obligatorio y en realizar el acto prohibido. Entonces si la persona que lo realiza opina tener permiso para realizar un acto prohibido o dejar de realizar un acto obligatorio, en este caso ordenar y censurar no es obligatorio para la persona. Así también en cualquier caso en el que una persona tenga excusa para deje de realizar lo obligatorio y realizar lo prohibido; en efecto es necesario para orientar al ignorante y guiar al negligente en este acto (ordenar y censurar) es obligatorio para la persona.
5. En los casos que ordenar y censura no provoque corrupción ni daños. Entonces si se da la posibilidad racional que provocará una pérdida o corrupción, no es obligatorio para la persona ordenar ni censurar.
[2]– Maÿlisi Muhammad Bâqir, Bihar Al-Anwâr, t.72, p.29.