El asunto de la reencarnación y transmigración en la religión del Islam ha sido desechado como consecuencia de que es necesario negar el día de la Resurrección, el Paraíso y el Infierno, pero sentir la presencia de espíritus y una forma de comunicación con ellos es posible a pesar de no haber sido recomendado.
Así también refugiarse a las radiaciones defensivas (curación magnética) como un factor externo que carece de una relación con la reforma interna del individuo y cortar con la raíces del surgimiento de tales fenómenos en realidad es alejarse del resultado natural de un método incorrecto y escapar de las consecuencias del descarrío del sendero.
El asunto de la reencarnación y transmigración en la religión del Islam ha sido desechado[1] como consecuencia de que es necesario negar el día de la Resurrección, el Paraíso y el Infierno, pero sentir la presencia de espíritus y una forma de comunicación con ellos es posible a pesar de no haber sido recomendado.
El surgimiento de algunos fenómenos espirituales y psicológicos, y la falta de entendimiento de estos por las escuelas pretendientes de la gnosis han provocado la imaginación de la transmigración, haciéndolos suponer que algunas de las almas pueden transmigrar en la persona de otros seres humanos. Este asunto (la imaginación de la reencarnación y la transmigración) fue tema de discusión, ya sea respecto a el alma de Dios, respecto a las almas de los seres humanos, respecto a los genios y demonios.
Además de que el asunto de la manifestación y aparición, así como de la relación espiritual, otras que se mencionan en la gnosis, son otros fuera de la transmigración, estos serán discutidos en su momento:
La transmigración por esta causa es incredulidad y falsa[2] / que este acto surgió por de la avaricia…
La transmigración no tiene sentido / es aparición dentro de la manifestación[3]
Deberá plantearse y analizarse por separado la posibilidad de relacionarse con los espíritus y las criaturas ocultas, y con muchos de los fenómenos mentales, espirituales y psíquicos, así como los innumerables efectos y resultados surgidos de estos. Pero lo cierto es que agravar deliberadamente estos fenómenos y colocarlos como el propósito se encuentra muy lejos del fin de la gnosis, que discutir aquí estos asuntos además de desviarnos del propósito principal, incrementará todos los días las dificultades espirituales y psíquicas, en especial cuando el individuo en este sendero carezca de la guía de un hombre recto y místico perfecto.
El término “radiaciones defensivas” que pretende crear planos protectores ante las influencias de las ondas negativas o defensora de los fenómenos negativos, al alumno, enfermo o solicitante por o general se le da este pretexto para enfrentar estos asuntos ya que para los mismos curan también la mayoría de las veces es desconocida, y en la práctica es un título entregado que algunos individuos lo reciben y lo traspasan a otros. Durante este traspaso –que erróneamente es posible que lo atribuyan al espíritu santo y también a Dios–, pretenden que sean expulsados estos fenómenos psíquicos no involuntarios y negativos. A pesar de esto muchas veces sucede que la persona otra vez se ve afectado por problemas similares.
Respecto a que ¿acaso para enfrentar algunos fenómenos negativos espirituales y psíquicos es posible que el individuo sea protegido a través de otros factores o no? Por separado puede debatirse en forma de una discusión en el misticismo práctico desde la perspectiva de las manifestaciones psíquicas y los posibles resultados de éstas. Aquí habrá que mencionar dos puntos importantes: primero, el que en base a una religión perfecta, cualquier fenómeno positivo o negativo tienen una razón, pero si la persona por cualquier causa, por ejemplo en las percepciones espirituales se enfrenta con asuntos negativos y algunos daños, esta relación tuvo una conexión directa con las relaciones y desviaciones internas de la misma persona, y casualmente la obligación principal de la gnosis es ayudar al místico para terminar con estos apegos y dependencias. Por ello el maestro perfecto antes de asegurar la purificación del alma y librarse de esos apegos y dependencias, no enfrentará al místico con este asunto espiritual, ya que no tiene ningún lucro para él, sino que provocará desórdenes psíquicos o llevará a la persona hacia desviaciones más fuertes en la extensión del espíritu. Estas dificultades ocurren en el sendero en donde no tenga lugar la perfección armonizada y el espíritu no en una forma innatural sino que en una forma contraria sin librarse de las garras de las maldades de su propia alma concupiscente, se enfrenta con las experiencias innecesarias metafísicas, que el origen del surgimiento de éstas también por lo general son diabólicas.
El segundo punto es que si el individuo por cualquier razón se ve afectado por dificultades así, claro está existe la posibilidad de salir de estas dificultades por el medio correcto, y en el misticismo verdadero no existe ninguna protección fuera de la necesidad completa de la ley religiosa, la abstinencia y entrar en la guía y el liderazgo Divino por medio de los Imâmes (a.s.) o de los santos Divinos. Por ello las personas abstinentes y piadosas, así como aquellos que se encuentran bajo la educación de un gnóstico perfecto, nunca se verán afectados por peligros espirituales y psíquicos como estos, ni tendrán tampoco la necesidad del intercambio como se dice de las radiaciones defensivas.
Es necesario mencionar que en forma general todos estos fenómenos involuntarios ante los cuales se enfrenta la persona, en realidad fueron evocados por su propio deseo. Tal vez la persona en forma determinada no tiene esos deseos pero cuando se enfrenta a un alma no purificada que su propósito no es más que –obtener los poderes de lo preternatural– deseos personales, se pone frente a las fuerzas desconocidas y sospechosas, en realidad de antemano ha dado el permiso del suceso de fenómenos así.
Por lo tanto los supuestos daños espirituales que para expulsarlos la persona se refugian en las radiaciones defensivas en realidad tiene raíces en los campos desviantes dentro del mismo individuo, y al eliminar esos campos y dejar de continuar refugiándose en las fuerzas espirituales para atraer los beneficios individuales, y realizar las metas principales de la purificación del alma y del misticismo, estos asuntos también gradualmente terminarán.
Refugiarse en las radiaciones defensivas como un factor externo que no tiene relación con la reforma interna de la persona ni con cortar las raíces de la aparición de fenómenos así, en realidad es escaparse de los resultados naturales de un método incorrecto y escaparse de los resultados desviantes en el sendero, y es como si en lugar de curar la raíz de la enfermedad aparentemente terminásemos con sus signos.
El que la persona sin la necesidad de ninguna obligación práctica de la sharîa’ Divina (ley religiosa), autoformación moral y purificación de su alma se entregue a sí mismo con la esperanza de un beneficio tal y como la curación de una enfermedad e incluso adquirir experiencias místicas los coloca ante asuntos completamente inconsciente, enigmáticos y desconocidos (al grado en que según la pretensión inclusive tampoco hay necesidad de una creencia a estos mismos asuntos) casualmente preparó el mejor campo para influenciar en los poderes diabólicos, y al místico, al alumno o al enfermo los envuelve en asuntos que en forma progresiva se vuelven más confuso y nadie tampoco podrá tener la responsabilidad para acompañarlo y guiarlo.
Hoy día muchas de las escuelas psicoanalistas, parapsicológicas y cuasi-místicas se presentan armoniosos con las creencias, la cultura, la terminología religiosa y literatura mística de las diversas sociedades –que naturalmente tiene como resultado una amplia pero falsa excitación entre los interesados–, pero este estrato y plano religioso, fuera de atracción mayor, no provoca interés en lo principal del suceso.
Sabemos que de este tipo de escuelas en las diversas sociedades se hay decenas de escuelas y cientos de profesores que al final fuera de utilizar algunos poderes psíquicos y fortalecerlos por medio de los propios seguidores, no han tenido otra razón ni tampoco pueden responder a las necesidades epistemológicas ni místicas de los seres humanos.
Por ello en la gnosis islámica se ha enfatizado intensamente en el maestro perfecto y el místico que une, ya que una persona así es responsable de la educación mística en el sendero correcto y cuenta con información relacionada con el origen de los asuntos gnósticos en forma completa e inconsciente, y el origen auténtico de un místico así es avanzar en el grado de la abstinencia y la emancipación de todos los deseos del mundo. Pero al contrario en las escuelas imperfectas por una parte los logros espirituales y psíquicos, y por otra la ignorancia que incrementa en relación al origen de estas, abandona al individuo en un mundo ambiguo y desconocido. Este es un peligro que amenaza en forma general a los interesados en la experiencia mística y los asuntos espirituales en su forma tradicional y moderna de ésta, y desde la antigüedad existieron también estos problemas en el sendero del misticismo.
Por ello una de las necesidades para transitar por el sendero de la gnosis (o esfuerzo para obtener las experiencias preternaturales) es que el Inmaculado Imâm (a.s.) o el gnóstico perfecto sea el eje y la guía que hizo llegar a su término el viaje hacia Dios, y en caso contrario existe la posibilidad de numerosas desviaciones y al fin perdidas y daños mayores a sus beneficios.
[1]– Para más información recurrir al Índice: La transmigración desde el punto de vista del Islam, preg.17627 (pag.web preg.17300).
[2]– Shabistârï Shaîj Mahmûd, Golshan Râz.
[3]– Ídem.