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Tal vez el ser humano, echando un vistazo superficial a la tercera táctica (después de aconsejar y de separar el lecho) que se recomienda en el Generoso Corán, supone que el Islam permitió al hombre mostrar su fuerza sobre la mujer en la forma que quiera, y por medio de golpes, puñetazos, bofetadas y patadas haga que se doblegue a sus deseos. Mientras que ¡no es así! En caso de que la mujer sobrepase el límite de desobediencia, la desatención de las obligaciones y responsabilidades, y con obstinación continúe quebrantando la ley, no hagan efecto los consejos, la separación del lecho ni tampoco el rechazo, sin quedar otro camino más que la “fuerza” para obligarla a realizar sus deberes y responsabilidades, un remedio especial con rudeza y a la fuerza, es permitido aquí para que a través de la “tercera táctica” la obliguen a realizar sus obligaciones.
Existe una aleya en el Corán que primero explicamos su significado. Dios Sublime dice: «… Y las casadas virtuosas son discretas y protegen en ausencia [de sus esposos] lo que Dios ha encargado proteger. Y a aquellas de las que temáis una conducta rebelde y obstinada, amonestadlas [primero], y [si no surte efecto] abandonadlas en el lecho y [en última instancia] golpeadlas. Pero si os obedecen, no hagáis nada contra ellas. Dios es Excelso, Grande».[1] Aquí tal vez se presenta una complicación que ¿acaso el Islam considera permitido golpear a las mujeres? La respuesta a esta objeción no es tan complicada, tomando en cuenta el significado de la aleya y las narraciones a su respecto, así como las explicaciones a ésta que existen en los libros de jurisprudencia, y las explicaciones que los psicoanalistas dan hoy día.
El propósito de “golpear” no es mostrar la fuerza y demoler el cuerpo débil y delicado de la mujer.
Tal vez el ser humano con un vistazo superficial respecto a la tercera táctica (después de aconsejar y de separar el lecho) que se recomienda en el Generoso Corán supone que el Islam permitió al hombre mostrar su fuerza sobre la mujer en la forma que quiera, y por medio de golpes, puñetazos, bofetadas y patadas haga que se doblegue a sus deseos. Mientras que ¡no es así!
Es evidente que golpear tiene diversos grados. Desde un golpe en la nuca muy leve hasta el grado en que la persona se desmaye, pero no muera. Todos estos son considerados golpear. Pero cuando la persona por los golpes recibidos deja de funcionar su corazón y su cuerpo, a esto no se le llama golpear sino que ¡matar!
Un punto importante es que ¿quién determina los límites de golpear? ¿Acaso el hombre tiene derecho a determinar el límite del golpe, y el cuerpo débil de la mujer inocente que el Islam la considera como la perfumada flor de la creación, bella y fresca flor del jardín de las flores de la existencia, sea demolida bajo los golpes de los azotes, puñetazos, patadas, bofeteadas y palazos, ¡para que se marchite, debilite y enferme!
En que situaciones fue permitido golpear, y ahí donde fue permitido ¿que forma de golpear fue el propósito? ¿Quién debe determinar su límite? ¿El esposo u otro?
La obligatoriedad del obedecimiento de la mujer al marido y según la terminología coránica “obediencia de la mujer” es sólo en los asuntos matrimoniales y el marido no tiene derecho a obligarla a barrer, lavar los pañales, cocinar, lavar la ropa y actos similares. Estos son actos que deben resolverse por medio de la mujer y el hombre a través de la comprensión, la cordialidad, la cooperación, la unanimidad y el ofrecimiento. Por lo tanto el marido en este tipo de asuntos no tiene inclusive el derecho de reprender a la mujer, que decir el que quiera mostrar su fuerza, y a través de los golpes y heridas haga que ella se rinda ante sus deseos.
El hombre debe entender que no trajo a casa a una sirvienta o criada, sino que a una esposa, compañera, con la misma mentalidad, amiga y acompañante, y de ella sólo debe esperarse el obedecimiento y la protección.
Por lo tanto, las tres técnicas se encuentran en los límites especiales de la desobediencia de la mujer y no tiene nada que ver con los asuntos y cuestiones que por lo general en el ámbito del hogar las mujeres realizan por cooperar, y por tener la misma mentalidad y compatibilidad.[2]
En caso de que la mujer sobrepase el límite de la desobediencia, la desatención de las obligaciones y responsabilidades, y con obstinación continúe quebrantando la ley, no hagan efecto los consejos, la separación del lecho ni tampoco el rechazo, sin quedar otro camino más que la “fuerza” para obligarla a realizar sus deberes y responsabilidades (tales como proteger el honor y los bienes del hombre), un remedio especial con rudeza y a la fuerza es permitido aquí para que, a través de la “tercera táctica”, la obliguen a realizar sus deberes.
El castigo corporal aquí –tal y como aparece en los libros de jurisprudencia– deberá ser suave y leve, que no cause ruptura, herida ni moradura en la piel.[3] Inclusive en algunas narraciones en la interpretación de “golpear” el Inmaculado Imâm (a.s.) dijo: “El propósito de golpear, es golpear con una varita (cepillo) para limpiar los dientes”.[4] En efecto, el propósito del castigo corporal es con el objeto de continuar con el pacto matrimonial y mantener cálido el núcleo familiar.
Tal vez el propósito de la honorable aleya pretende la curación de una enfermedad. Los psicoanalistas contemporáneos sostienen que un grupo de mujeres mantienen un estado llamado “masoquismo” que en caso de que este estado acreciente, el único camino para tranquilizarlas es el castigo leve corporal.[5] Esta teoría no la atribuimos en forma definitiva al Corán, y un grupo tampoco está de acuerdo con esta teoría.[6]
[1]– Sagrado Corán 4:34.
[2]– Extraído del libro La familia en el Corán, Dr. Ahmad Beheshtî, p.111.
[3]– Exegesis Nemunah, t.3, p.415. Recurrir a: Respuesta 1433 (página web, preg.990) el significado de “اضربوهن” (golpeadlas).
[4]– Exegesis Nur Az-Zaqalaîn, t.1, p.478.
[5]– Exegesis Nemunah, t.3, p.415.
[6]– La familia en el Corán, p.111 en adelante.