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Esta aleya habla respecto a las mujeres divorciadas y uno de los mandatos del divorcio es decir, el hombre puede regresar con la que fue su esposa sin necesidad de un nuevo contrato matrimonial. Así también esta aleya indica un fundamento general, es decir, la igualdad entre los derechos y las obligaciones de ls mujeres.
De un compendio de las aleyas coránicas y del contexto de esta aleya se deduce que el Corán considera como superioridad a la abstinencia, mientras los mandatos y las obligaciones no aceptan la igualdad entre el hombre y la mujer, buscando sólo la justicia. En base a esto y por las especialidades que Dios colocó en los hombres, puso bajo la responsabilidad de estos la administración del hogar.
La honorable aleya que indicó es respecto al divorcio riÿ’î (revocable), y dice: «…Durante esta espera (espera de ‘idah del divorcio), sus esposos (de las mujeres divorciadas) tienen pleno derecho a tomarlas de nuevo si desean arreglarlo. Y las mujeres tienen derechos equivalentes a sus obligaciones, conforme a lo razonable, pero los hombres un grado sobre ellas. Dios es todopoderoso y sabio».[1]
Lo que se indica en esta aleya es un fundamento importante que desde el punto de vista del Islam las obligaciones y los derechos de la mujer tienen proporción entre sí (al igual que las obligaciones y los derechos del hombre lo tienen). Es decir existe igualdad entre los derechos de la mujer con sus obligaciones. Claro está contrario a esto también es posible, o sea, si para alguien consideraron un derecho en esa misma medida consideraron obligaciones. Este fundamento importante es la raíz y el origen de la justicia entre la mujer y el hombre.
Básicamente el Islam no pretende la igualdad entre la mujer y el hombre, sino que pretende la justicia entre estos dos, puesto que nunca podrá negarse que entre la mujer y el hombre desde el aspecto espiritual, corporal y otros, existen diferencias. Estas mismas diferencias provocan que las obligaciones de cada uno sean diferentes. Esto es la misma justicia en sí. Pero si con la existencia de las diferencias de cada uno se demandan obligaciones iguales, eso se encuentra en contra de la justicia.[2]
Tomando en consideración este punto, y el que una familia exitosa y feliz necesita de un administrador poderoso, todos los cálculos lejos de cualquier fanatismo dicen que el estado corporal del hombre y otros provocan que él sea el administrador de la familia.[3]
Entonces desde la opinión del Islam aunque a los hombres se les ha dado una superioridad sobre las mujeres, pero esta superioridad y grado demandan más obligaciones y responsabilidades para ellos, mientras que las mujeres no les fueron pedidas tales obligaciones ni responsabilidades.
Es interesante que al final de la honorable aleya dice: «Dios es todopoderoso y sabio». Estas palabras luminosas indican que la ley y la administración Divina provocan que cada uno en la sociedad realice la obligación que la ley de la creación determinó para él, la cual está proporcionada con la estructura de su cuerpo.[4]
En conclusión poniendo atención en el contexto de la aleya y considerando otras aleyas que dicen que entre el hombre y la mujer desde la perspectiva de recompensa de los actos rectos no tienen ninguna diferencia[5], y la abstinencia es la razón de superioridad[6]; y no existe diferencia entre la mujer y el hombre desde esta perspectiva, se evidencia perfectamente que esta honorable aleya mencionó la superioridad de los hombres sólo por el asunto de la administración y la tutela de la familia, y el significado de la aleya no es la superioridad absoluta de los hombres desde todas las perspectivas.
Para más información recurrir a: El Corán y la tutela de los hombres sobre las mujeres, pregunta 267 (pág.web, preg.1881).
[1]– Al-Baqara 2:228.
[2]– El asunto de la justicia entre la mujer y el hombre no significa que ellos son iguales en todos los aspectos y deben caminar paralelos.
El género femenino fue creado para realizar obligaciones diferentes que las de los hombres y por ello tiene diferentes sentimientos. La ley de la creación colocó bajo su responsabilidad la obligación delicada de ser madre y de educadora de las generaciones poderosas, por ello le fue dada una porción mayor de sentimientos y afectos Mientras que según esta ley las obligaciones rudas y más pesadas de la sociedad fueron colocadas bajo la responsabilidad del género masculino, y le fue dada una porción mayor de razonamiento. Por lo tanto si queremos realizar la justicia debemos poner bajo la responsabilidad de los hombres aquellas de las obligaciones sociales que necesitan de más pensamiento, resistencia y aguante de las dificultades. Mientras que las obligaciones que demandan más afecto y sentimiento deben estar bajo la responsabilidad de las mujeres. Por ello la administración del hogar fue colocada bajo la responsabilidad del hombre y su asistencia bajo la de la mujer. De cualquier forma, esto no será un obstáculo para que las mujeres se responsabilicen en la sociedad de trabajos y obligaciones que concuerden con la estructura de su cuerpo y alma, y junto a la realización de sus obligaciones de madre realicen también otras obligaciones delicadas. Así también esta diferencia no obstaculiza que desde el aspecto de rangos espirituales, sabiduría y abstinencia, un grupo de mujeres se encuentre superior a un grupo de hombres.
De cualquier manera, leyes tales como la existencia del derecho del divorcio o del regreso durante el período de espera (ida’), o el que el derecho de arbitrar se encuentre en manos del hombre (sólo en casos especiales en los que se da el permiso a la mujer o al magistrado religioso el derecho del divorcio) se origina de esto mismo, y es el resultado directo de esta misma realidad.
Recurrir a: Exegesis Nemunah, t.2, p.158.
[3]–Este es un asunto que prácticamente es aceptado por los que pretenden la igualdad de derechos entre la mujer y el hombre. Cuando observamos los países que pretenden la igualdad de derechos entre la mujer y hombre observamos que la mayoría de estos mantienen una opinión unánime, eligen de entre los hombres a los administradores de primera categoría, otorgando a los hombres las funciones de administración.
[4]– Recurrir a Exegesis Nemunah, t.2, p.161.
[5]– An-Naĥl 16:97.
[6]– Al-Ĥuŷurāt 49:13. “
"یا أَیُّهَا النَّاسُ إِنَّا خَلَقْناکُمْ مِنْ ذَکَرٍ وَ أُنْثى وَ جَعَلْناکُمْ شُعُوباً وَ قَبائِلَ لِتَعارَفُوا إِنَّ أَکْرَمَکُمْ عِنْدَ اللَّهِ أَتْقاکُمْ إِنَّ اللَّهَ عَلیمٌ خَبیرٌ".