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En las enseñanzas religiosas se han hecho algunas indicaciones respecto a la causa por la cual el Profeta Jesús (a.s.) no contrajo matrimonio. A primera vista se origina una hipótesis, y ésta es que Jesús (a.s.) no se oponía al matrimonio en sí, pero considerando las enfáticas recomendaciones que fueron mencionadas en el Corán y en las narraciones respecto al asunto del matrimonio, así como cuando se estudia la biografía del Profeta Jesús (a.s.) entendemos que él no se oponía al matrimonio en sí, sino que la causa de que no contrajo matrimonio fue la situación especial de su vida particular, y de la sociedad en la cual vivía.
Uno de los buenos hábitos de la humanidad común desde la antigüedad entre los seres humanos, es el hábito del “marimono”. Tal vez ningún fenómeno en la medida de esta tradición vivificante fue causa de atracción de la humanidad, puesto que tanto su contenido armoniza totalmente con el innato del ser humano y también provoca el desarrollo y la educación correcta de los poderes naturales del hombre, así como la satisfacción de los instintos y provisión de las necesidades originales de él.
El generoso Corán repetidas veces indicó la importancia del matrimonio y recordó los propósitos y sus resultados. Esta idea extremista que el matrimonio obstaculiza el avance y la perfección espiritual y moral del ser humano, fue considerada desechada y contradictoria con el método común de los Profetas Divinos. El Generoso Corán a este respecto dice:
«وَ لَقَدْ ارْسَلْنا رُسُلًا مِنْ قَبْلِكَ وَ جَعَلْنا لَهُمْ ازْواجاً وَ ذُرِّیةً ...»
“Ciertamente, enviamos Mensajeros antes de ti y les dimos esposas y descendencia…”.[1]-[2]
Claro está, es necesario considerar este punto que los mandatos que Dios estableció para sus siervos, se dividen en dos grupos. Un grupo de estos mandatos son inmutables, todos los seres humanos tienen la obligación de su realización sin existir excepción, tal y como la realización del culto obligatorio y alejamiento de lo prohibido. Pero el otro grupo de actos que Dios recomendó, tales como algunos de los actos preferibles[3], son cambiables dependiendo de la situación individual y social de las personas. En esta parte de los mandatos cada individuo puede actuar según los beneficios privados y sociales de sí mismo. Como ejemplo si el matrimonio es un acto aceptable, y en las narraciones fue enfatizada su realización, pero este acto desde la perspectiva de su importancia no se encuentra en un mismo nivel considerando la diversidad de las personas con sus diversos ánimos. Si alguien al no contraer matrimonio cae en el pecado, o le provoca ansias y tiene un temperamento caliente que si no contrae matrimonio no podrá cumplir con los otros asuntos de la vida, sin duda este asunto para una persona así no es sólo apropiado sino obligatorio. Es posible que las narraciones que enfatizan respecto al matrimonio se refieran a este tipo de personas. Pero para alguien que el matrimonio le ocasiona problemas en otras obligaciones importantes de su vida tales como estudiar, difundir la religión y otros, puede ignorarlo.
A continuación analizamos aquello que existe por lo cual el Profeta Jesús (a.s.) no contrajo matrimonio:
A. Apartamiento de lo mundano que dominaba a la sociedad:
En las narraciones existen las causas por las cuales el Profeta Jesús (a.s.) no contrajo matrimonio, como ejemplo mencionamos:
1. El Imam Sadiq (a.s.) dijo: “Preguntaron al Profeta Jesús (a.s.): “¿Por qué no os casáis?” Dijo: “¿Para qué sirve casarse?” Dijeron: “¡Tendrá hijos!” Respondió: “¿De qué sirve el hijo? ¡Si queda vivo provoca dificultades, y si muere causa tristeza y melancolía!”[4]
2. Jesús (a.s.) dijo a sus seguidores cercanos: “Mi alimento son las plantas de la tierra y el agua que bebo viene de los ríos y brota de los manantiales y con mis propias manos la bebo. Para ver por las noches uso la luz de la luna. Mi alfombra es la tierra y mi almohada las piedras. Mi vestido es de la piel de animales, no tengo hijo que muera, no tengo esposa que se sienta melancólica, no tengo casa que se derrumbe, no tengo bienes para que se pierdan, por lo tanto soy el hijo menos necesitado entre los hijos de Adán”.[5]
Según lo mencionado, estas narraciones no pueden referirse al matrimonio en sí, puesto que en base a aquello que dice la aleya 38 de la Sura Ar-Ra‘ad [13], la tradición de Dios era que sus Profetas contrajeran matrimonio. Por lo tanto lo dicho por Jesús (a.s.) deberá explicarse considerando a quienes se dirige y las condiciones reinantes en ese tiempo.
A quienes Jesús (a.s.) se dirigía fueron personas que estaban afectadas intensamente por los placeres del mundo, mientras que les era difícil abandonarlos, y Jesús (a.s.) se refiere a que en la humanidad existen poderes así, y no el que Jesús (a.s.) quisiese considerar desagradable el matrimonio ni el tener hijos.
Lo interesante es que el Generoso Corán también con todo el énfasis que da al matrimonio considera a la esposa, al hijo y a los bienes, desde unos aspectos causa de conspiración, ahí donde dice: “¡Oh, creyentes! En verdad, en algunas de vuestras esposas y de vuestros hijos hay un enemigo para vosotros, así pues, tened cuidado…, vuestros bienes y vuestros hijos son un examen. Y junto a Dios hay una recompensa inmensa”,[6] que sin duda estas aleyas no significan oponerse al matrimonio, ni a tener hijos, ni tampoco a adquirir bienes y riquezas, sino reprocha el apego hacia estos.
B. Corta vida y constante ocupación en viajes de difusión:
La causa del nombramiento de Jesús (a.s.) como “Masih” (el Mesías) se ha dicho que fue porque él peregrinaba. A “sîâhat” se la dio el significado de peregrinar sobre la tierra para hacer culto y apartarse de la gente.[7] Por ello se ha dicho que él sobre la tierra peregrinaba entonces ya entrada la noche se levantaba y oraba hasta la madrugada.[8] En una narración que Tabarsî transmite del Imam ‘Alî (a.s.) en respuesta a un hombre judío, dice que fue confirmado que Jesús (a.s.) peregrinaba.[9] Por lo tanto otro asunto que puede considerarse causa por la cual Jesús (a.s.) no contrajo matrimonio puede ser que como consecuencia de la corta vida que tuvo y su ocupación constante de viajes de difusión a diversos lugares, no se le presentó la oportunidad para casarse, y el contraer matrimonio aunque es un asunto aceptable, pero por sí mismo no es obligatorio y cuando un acto más importante provoca que el ser humano no contraiga matrimonio, no tiene inconveniente. Las obligaciones y deberes del Profeta Jesús (a.s.) así como su importancia, era más que el contraer matrimonio, y la distinción de este asunto también se encontraba en manos de él, que es un Profeta de Dios.
D. Opinión de los cristianos acerca de este asunto:
A este respecto el difunto Maestro Mutaharî dijo: “Los cristianos introdujeron una falsa creencia dentro de las religiones del mundo, que la causa de que Jesús (a.s.) no hubiese contraído matrimonio fue porque la mujer es un elemento de pecado y un demonio pequeño, y el matrimonio y el asunto del sexo obstaculizan el desarrollo y la sublimidad del ser humano. Según lo que sostienen, el hombre por sí mismo no peca y la mujer que es un demonio pequeño que tienta al hombre y lo obliga a pecar. Según lo que los cristianos sostienen básicamente el suceso de Adán, Satanás y Eva se inició así, que Satanás no pudo influir en Adán, por ello engañando a Eva preparó el medio para engañar a Adán. En toda la historia siempre fue así que el gran Satanás tienta a la mujer y la mujer al hombre. Básicamente esto es lo que se dice entre los cristianos respecto al suceso de Adán, Eva y Satanás. Mientras que el Corán dice completamente lo contrario. Cuando el Corán relata la historia de Adán y Satanás, en un principio menciona la versión falsa de los cristianos que según ellos no consideraron para Adán autenticada y para Eva imitación, y termina con esta mentira falsa que los cristianos introdujeron en las religiones del mundo, diciendo que la rebeldía de Adán no es así que Satanás primero tentó a la mujer y a través de ella descarrió a Adán, Satanás se dirigió a los dos, y juró falsamente. Por ello la medida del pecado de Adán y Eva fue en la misma medida, y no existió superioridad de uno de ellos sobre el otro. Parece como si al Corán le agrada junto a los hombres puros recordar también a las mujeres puras considerando, en algunos casos, el nivel de la mujer superior”.[10]
Es necesario recordar que entre los cristianos existe diferencia de opiniones respecto a este asunto, y un grupo de ellos (aunque sólo en pretensión) consideraron el punto opuesto de las opiniones del Maestro Mutaharî, al grado en que incluso llegaron a considerar prohibido dar el divorciar a la mujer, y el asunto de que Jesús (a.s.) no contrajo matrimonio y la imitación de los frailes y sacerdotes lo consideran como derivado de otras causas.
D. Separación de los deberes de los santos Divinos de los deberes de la gente común en parte de la conducta:
Otro de los asuntos que es necesario considerar es que posiblemente por la situación especial que ocupaban los santos Divinos en la sociedad, unos asuntos por parte de Dios o por ellos mismo sean considerados, asuntos que no se hayan pedido a los demás, tal y como, la obligatoriedad de la realización de la oración de la noche para el Profeta de Dios (s.a.w.)[11], la continencia del Imam ‘Alî (a.s.) en su vida particular, mientras que el mismo Imam ‘Alî (a.s.) dijo: ·”Este tipo de vida no se encuentra a la altura de su posibilidades, ni tampoco les ha sido pedido”.[12] Por ello tal vez el acto privado de Jesús (a.s.) pertenece a este tipo de asuntos.
[1]– Ar-Ra‘ad [13:38].
[2]– Para más información respecto a la importancia del matrimonio recurra a la pregunta “Filosofía del matrimonio”, preg.no.1300 (pág.web 1283).
[3]– El matrimonio es el dictamen principal de los actos preferibles, y se vuelve obligatorio cuando la persona peca.
[4]– Maÿlisî Muhammad Bâqir, Bihâr Al-Anwâr, t.14, p.238, h.15.
[5]– Ídem, t.67, p.314, h.19.
[6]– At-Tagābun [64:14-15].
[7]– Ibn Mandûr, Lisân Al-‘Arab, t.2, p.492.
[8]– Wâsitî Zubaîdî Seyed Murtidâ, Tuÿ Al-‘Arus min Ÿawâhir Al-Qâmûs, t.4, p.98.
[9]– Tabarsî Ahmad Ibn ‘Alî, Al-Ihtiÿaÿ, t.1, p.225.
[10]– Recurrir a: Mutaharî Murtiâ, Colección de las obras, t.17, p.402.
[11]– Tûsî Muhammad Ibn Hasan, Tahdhib Al-Ahkâm, t.2, p.242, h.28.
[12]– Recurrir a: Imam ‘Alî (a.s.), Nahÿul Balâgah, p.52.