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Los exegetas en la interpretación de esta aleya y así también otras aleyas similares, expusieron diversas opiniones. Un gran grupo de los exegetas del pasado en la interpretación de esta aleya insistió en mantener lo aparente de la aleya, pero Al-Alusi en su exegesis presenta críticas sobre este tipo de interpretaciones mencionando su opinión.
Algunos exegetas tales como el autor de “Tafsîr fi Dzilâl” sin reflexionar en estas aleyas y parecidas a éstas las considera como una realidad imposible de entender por nosotros. Un grupo también investigó más a fondo lo aparente de la aleya y dijo que el propósito de “cielo” que es el lugar de los ángeles, es un mundo angelical, más allá de la metafísica, más elevado y superior a este mundo de los sentidos. Y el propósito de que los demonios se acercan a este cielo para fisgonear y el aventar meteoritos a ellos, es que ellos quieren acercarse al mundo de los ángeles para informarse de los secretos de la creación y de los sucesos del futuro, pero ellos alejan a los demonios utilizando luces espirituales angelicales que no tienen el poder para resistirlas.
La novena aleya de la Sura Al-Ŷin [72] menciona lo dicho por los genios:
«وَ أَنَّا كُنَّا نَقْعُدُ مِنْها مَقاعِدَ لِلسَّمْعِ فَمَنْ يَسْتَمِعِ الْآنَ يَجِدْ لَهُ شِهاباً رَصَداً»
“Y nosotros nos sentábamos allí (ocultos) en un lugar para escuchar, pero quien escucha ahora encuentra un meteorito flamígero esperándole”.
Antes de mencionar la interpretación es necesario conocer algunas palabras clave:
Uno: “Istirâq sam’” (traducido aquí como escuchar) se deriva del vocablo “sirqat” robo, hurto.[1] “Robo” significa llevarse a escondidas las pertenencias de otro sin que el propietario se dé cuenta. Pero istirâq sam’ es el robo de lo dicho. Es decir, cuando dos personas hablan en voz baja y no quieren que los demás se percaten de lo que dicen, una tercera persona a escondidas escucha su conversación siendo este uno de los pecados capitales.[2]
Dos: “Shahâb” (traducido aquí como meteorito) en la lingüística significa flama de fuego que despide llamaradas.[3]
Tres: “Rasad” (traducido como esperando) en la lingüística significa preparado para cuidar, estar al acecho y el que espera para emboscar.[4]
El contenido de esta misma aleya se repite en otras dos suras del Corán.
Uno. Sura Aş-Şāfāt [37:10]: “Incluso aquel que (se acerca al Cielo por un momento para) escucha algo, es perseguido por una ‘estrella fugaz’ certera“.[5]
Dos. Sura Al-Ĥiŷr [15:18]: “…y quien se acerca a escondidas para escuchar, es perseguido por una estrella fugaz brillante (y lo hace huir)”.[6]
La aleya de la Sura Al-Ŷin [72] y así también las otras dos aleyas indicadas, pertenecen a las aleyas de gran debate entre los exegetas quienes realizaron diversas deducciones a su respecto, como ejemplo:
1. Algunos exegetas tales como el autor de “Tafsîr fi Dzilâl” sin reflexionar en estas aleyas y parecidas a éstas las considera como una realidad imposible de entender por nosotros y dice que debemos realizar aquello que hace efecto en nuestros actos verdaderos en esta vida. El se limitó a una interpretación sucinta evitando dar una explicación e interpretación de ese asunto.
El, confesando su incapacidad para entender estas verdades, dice: “El Demonio y la forma de fisgonear, así como aquello que escucha en secreto que es de lo oculto Divino, es imposible comprenderse a través de los textos claros, y no tendrá resultado seguir su investigación puesto que no incrementa nada en nuestras creencias, y no ocasionará más que distraer la mente del ser humano de un asunto que no le incumbe, evitando que realice un acto verdadero de él en esta vida”.[7]
El autor del Tafsîr Nemunah en respuesta a una deducción así escribe: “Claro está no habrá que dudar en que el Corán es un gran Libro formativo, educativo y vida. Y si algo no tiene relación con la vida de los seres humanos no será mencionado en él en absoluto, todo él son lección de vida, ya que el Corán es luz y el Libro Evidente, que fue revelado para el entendimiento, la reflexión y guía de la gente. Entonces ¿cómo dice que el entendimiento de estas aleyas no nos incumbe? De cualquier manera nosotros no aceptamos esta posición ante este tipo de aleyas y parecidas”.[8]
2. Un grupo considerable de exegetas, en especial de exegetas del pasado, insistieron en proteger el significado aparente de las aleyas, ellos dijeron:
“’Samâ’ indica este mismo cielo, y ‘shihâb’ indica esta misma estrella fugaz brillante (estos mismos meteoritos que se encuentran girando errantes en este espacio ilimitado, y en ocasiones traspasan los límites de la atracción de la Tierra y son atraídos hacia el Mundo, y como consecuencia de la velocidad del choque con las ondas existentes en la atmósfera, se calientan, queman y flamean hasta convertirse en cenizas). Y “shaîtan” son esas mismas criaturas maliciosas y rebeldes que quieren ir a los cielos para a través del fisgoneo (escuchar en secreto) entender parte de las noticias de este nuestro mundo que se encuentran reflejadas en los cielos, y hacerlas llegar a sus amigos en la Tierra. Les son aventados meteoritos como tiros para evitar que lleguen a realizar este propósito”.[9]
Al-Alusi en su obra “Ruh Al-Ma’ânî” después de mencionar esta interpretación aparente, realizó diversas críticas a esta interpretación considerando la astronomía antigua, los cielos similar a capas de cebolla y parecidos, lo cual explicó en forma detallada dando una respuesta a ello. Para más información respecto a sus explicaciones, recurrir a su obra de interpretación.[10]
3. Si al inicio de la aleya 9 de la Sura Al-Ŷin [72] se le anexa la aleya anterior, se deduce este significado: “Últimamente ocurrió que los cielos se llenaron de vigilantes poderosos, y antes no era así, sino que los genios libremente subían a los cielos y se sentaban en lugares donde podían escuchar las noticias ocultas y las palabras de los ángeles”. De esta aleya se deduce que los genios querían decir que desde hoy aquel de nosotros que quiera sentarse en esos lugares anteriores de los cielos para escuchar, verá meteoritos como tiros que una de sus especialidades es que hay tiradores ocultos.
En conclusión, de estas dos aleyas se deduce este suceso que los genios enfrentaron un suceso celestial, un nuevo suceso que coincidió con el descenso del Corán y de la misión profética del Sello de la Profecía, Muhammad (s.a.w.) y esto corresponde a que con la misión profética de este honorable, a los genios se les prohibió escuchar las noticias ocultas y esconderse para obtenerlas.[11]
El gran sabio Tabâtabâ’î en otra parte dice: “Todo aquello que aquí puede considerarse como una suposición es que este tipo de explicaciones en las palabras Divinas son ejemplos que para evidenciar las verdades incomprensibles se mencionan en forma comprensible, al igual que Dios Sublime dice: “Y Nosotros ponemos estos ejemplos a las gentes, pero sólo los comprenden en profundidad las gentes de conocimiento”.[12] Explicaciones como estas son numerosas en el Corán, tal y como: “Empíreo”, “trono”, “tablilla”, “libro”.
Por lo tanto, puede decirse que el propósito de “cielo” que es el lugar de los ángeles, es un mundo angelical, más allá de la metafísica, más elevado y superior a este mundo de los sentidos. Y el propósito de que los demonios se acercan a este cielo para fisgonear y el aventar meteoritos a ellos, es que ellos quieren acercarse al mundo de los ángeles para informarse de los secretos de la creación y de los sucesos del futuro, pero ellos alejan a los demonios utilizando luces espirituales angelicales que no tienen el poder para resistirlas.[13]
De entre las diversas interpretaciones mencionadas, parece ser que los asuntos expuestos es el dicho más famoso en entre las interpretaciones de esta aleya y de aleyas similares.
[1]– Lisân Al-‘Arab, t.10, p.156.
[2]– Taîîeb Seyed ‘Abdul Husaîn, Atib Al-Qurân, t.8, p.20.
[3]– Râgib, Mufradât fi Garîb Al-Qurân, t.1, p.465.
[4]– Qâmûs Qurân, t.3, p.101.
[5]– "إِلاَّ مَنْ خَطِفَ الْخَطْفَةَ فَأَتْبَعَهُ شِهابٌ ثاقِبٌ".
[6]– "إِلاَّ مَنِ اسْتَرَقَ السَّمْعَ فَأَتْبَعَهُ شِهابٌ مُبينٌ".
[7]– Shâdhilî Seyed Ibn Qutb, Exegesis Fi Dzilâl Al Qurân, t.4, p.2133.
[8]– Makârim Shîrâzî Nâsir, Exegesis Nemunah, t.11, p.43.
[9]– Ídem.
[10]– Alusi Seyed Mahmud, Ruh Al-Ma’ânî, t.7, p.270.
[11]– Tabâtabâ’î Seyed Muhammad Husaîn, Exegesis Al-Mîzân, traducc.persa por Musawî, t.20, p.64.
[12]– Al-‘Ankabūt [29:43], «وَ تِلْكَ الْأَمْثالُ نَضْرِبُها لِلنَّاسِ وَ ما يَعْقِلُها إِلَّا الْعالِمُونَ».
[13]– Exegesis Al-Mîzân, t.17, pp.186-187.