Please Wait
11324
Según las narraciones la creación de los ángeles fue después de la creación de las almas del Profeta del Islam (s.a.w.) y de los Inmaculados Imâmes (a.s.). Todos ellos incluso Gabriel, Israfil y demás ángeles cercanos Divinos morirán antes del día de la Resurrección. Respecto a cómo será la muerte de los ángeles se da la posibilidad que el propósito sea la separación de la unión de su alma del cuerpo astral, o dejar de realizar sus actividades continuas.
Según las numerosas narraciones, los ángeles son las criaturas más antiguas creadas por Dios Sublime, puesto que en nuestras narraciones encontramos que la creación de los ángeles fue después de la creación de las luces y de las almas sagradas del Profeta (s.a.w.) y de los Inmaculados Imâmes (a.s.).[1] Así también según las narraciones numerosas y sucesivas, la primera creación de Dios Sublime fue la luz del Profeta Muhammad (s.a.w.) y de los Inmaculados Imâmes (a.s.), y después de ellos Dios creó los Cielos y la Tierra, y luego a los ángeles.
Ÿâbir Ibn ‘Abdul.lah Ansârî dijo haber escuchado al Mensajero de Dios (s.a.w.) decir: “En verdad que Dios me creó a mí, a ‘Alî, a Fàtima, a Hasan, Husaîn y a los demás Inmaculados Imâmes de una luz, después de ello creó a la luz de nuestros seguidores y… entonces creó a los Cielos y las Tierras y a los ángeles…”.[2]
Pero respecto a la muerte de los ángeles, de ahí que antes del día de la Resurrección mueren todas las criaturas que se encuentran en los Cielos y la Tierra, al igual que el Corán dice: “Será soplada la trompeta y morirán quienes están en los Cielos y en la Tierra, excepto quien Dios quiera”.[3] Esta aleya en un principio dice que todo lo que se encuentra en los Cielos y la Tierra muere incluyendo también a todos los ángeles. Después exceptúa a algunos de ellos. Entonces de esta aleya se deduce que un grupo de criaturas no mueren en el primer soplido de la trompeta. Respecto a que ¿quiénes son ellos? existe diferencia de opiniones entre los exegetas. Algunos sostienen que son un grupo de destacados ángeles de Dios, tales como Gabriel, Miguel, Israfil y Azrail (el Ángel de la Muerte). En las narraciones dice que cuando el Profeta de Dios (s.a.w.) recitó esta aleya, la gente preguntó ¿quiénes fueron exceptuados? El Profeta (s.a.w.) dijo: “Gabriel, Miguel, Israfil y el Ángel de la Muerte. Y cuando todos murieron ellos también por orden de Dios mueren uno tras otro”.[4] En otra narración incluye entre éstos también a los portadores del Trono de Dios.[5]
De cualquier manera de estas narraciones[6] y demás narraciones que dicen: “Cuando llega el momento del primer soplido Israfil toca la trompeta y mueren todas las criaturas que tienen alma a excepción de Israfil, que después de esto por orden de Dios Israfil también muere”. [7] De algunas aleyas como por ejemplo:
"کل شیء هالک الا وجهه" –“Todas las cosas perecen excepto la Esencia Pura de Dios”[8], se deduce perfectamente que este grupo exceptuado que queda vivo al final también muere, en tal forma que en todo el mundo de la existencia no quede ninguna criatura viva a excepción de Dios Sublime.
El que en qué forma ocurre la muerte para los ángeles, debemos decir que lo que nosotros consideramos muerte (separación del alma del cuerpo en el mundo material) esto no tiene significado en cuanto a los ángeles, puesto que ellos no tienen cuerpo para que la separación del alma de éste tenga significado. Por ello respecto a la naturaleza de su muerte existen probabilidades:
Primera posibilidad, es que el propósito de la muerte respecto a ellos es cortar con la unión del cuerpo astral de ellos.
Segunda posibilidad, el que el propósito de que las almas y los ángeles dejen de realizar sus actividades continuas y de perder el poder perceptual. [9]
Por lo tanto los ángeles tienen una vida muy larga pero ellos también morirán un día.
[1]– Bihâr Al-Anwâr, t.15, p.8; t.18, p.345; t.24, p.88.
[2]– Ídem, t.26, pp.343-344.
[3]– Az-Zumar, [39:68]–"...و نفخ فی الصور فصعق من فی السموات و من فی الارض الا من شاءالله".
[4]– Bihâr Al-Anwâr, t.79, p.184.
[5]– Ídem, t.6, p.329.
[6]– Ídem.
[7]– Ídem, t.6, p.324.
[8]– Al-Qişāş [28:88].
[9]– Exegesis Nemunah, t.19, p.541.