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En base a las narraciones de Ahl Bayt (a.s.) es prohibido decir “Amen” en la oración, y decirlo provoca la invalidación de ésta.
Además no se necesita de una razón para prohibirlo, es decir puesto que la oración es un asunto de culto y no puede agregarse a la oración nada por cuenta propia, en caso que no se compruebe la permisión de algo a través de la ley religiosa, esto mismo es la mejor razón para la prohibición del permiso, y lo original en la oración es la falta de permiso para agregar algo a ella. La precaución también demanda que el orante tampoco realice algo así, puesto que cuando dice “Amen” no tiene la certeza de haber cumplido con lo obligatorio para él, contrario a cuando no dice Amen.
Uno de los asuntos que causa diferencia de opiniones entre los shías y los sunitas es el asunto de decir “Amen” después de recitar la Sura Al-Fātiĥa [1]. Aquí, después de explicar y familiarizarlos con la opinión de los que están de acuerdo con decir “Amen” en la oración, evaluaremos y analizaremos esta opinión mencionando narraciones a este respecto así como la oración del Profeta (s.a.w.), y después indicaremos la opinión de la shía.
De ahí que la diferencia se encuentra en decir “Amen” en “la oración”, y la oración también es un culto, parece necesario mencionar algunos puntos:
A) En la ley religiosa islámica, los actos de adoración tanto obligatorios como preferibles, son dictados por el legislador y son limitados. Bajo este significado que realizarlos desde la perspectiva de su cantidad y calidad depende de esa forma que nos llegó tanto de la ley religiosa como de la religión. Es decir nosotros en ningún caso tenemos derecho para agregar o quitar algo, y cada cual no puede en base a sus pensamientos y deseos elegir un programa para su calidad. Este dictamen no es exclusivo de la oración, sino que incluye cualquier acto de adoración, tal y como: el ayuno, wudu (la ablución), tayammum (ablución en seco), las súplicas heredadas desde el pasado[1] y otras.[2]
B) Los musulmanes acuerdan en que el vocablo “Amen” no es parte de la oración,[3] por ello aquellos que consideran legitimo y permisible decir “Amen” en la oración deben comprobarlo, puesto que lo original es que no existe permiso para ello, y para comprobarlo necesitamos de una razón, y en caso de no poder comprobarlo, decirlo es prohibido, y una innovación que provoca la anulación de la oración.
Las narraciones de decir “Amen en la oración” desde la perspectiva de los transmisores se dividen en dos grupos:
1. Las narraciones que en la cadena de su sanad (documentos fiables que las respaldan) existe Abu Hurairah. Tal y como la siguiente narración:
Se transmite del Profeta (s.a.w.) que este honorable dijo: “Cuando el líder de la oración colectiva dice:
"...و لا الضالين" –“no de los que han incurrido en la ira, ni de los extraviados”, ustedes digan “Amen” ya que los ángeles dicen “Amen”. Entonces aquél que su “Amen” vaya junto al “Amen” de los ángeles, le serán perdonados todos sus pecados anteriores”.[4]
Este grupo de narraciones no tienen ningún crédito por existir Abû Hurairah en la cadena de su sanad.[5]
El Imam ‘Alî (a.s.) dijo a su respecto:
"ألا إنّ أکذب الناس أو قال: أکذب الأحیاء علی رسول الله أبوهریرة الدئسي"
“El más mentiroso entre la gente (el más mentiroso entre los vivos) respecto al Profeta (s.a.w.) es Abû Hurairah”[6]
2. Las narraciones que sus transmisores fueron: Hamîd Ibn ‘Abu Al-Rahmân Ibn Abì Laîlî, Ibn ‘Adîî ‘Abd Al-Ÿabbâr Ibn Wâ’il, Suhaîl Ibn Abî Sâlih, ‘Alâ’ Ibn ‘Abdi Al-Rahmân y Talha Ibn ‘Amr, que de ninguno de ellos pueden aceptarse las transmisiones; ya que Hamîd Ibn ‘Abu Al-Rahmân Ibn Abì Laîlî carecía de una memoria adecuada y es considerado débil, Ibn ‘Adîî es desconocido y no pudo haber transmitido de su padre ya que él nació 6 meses después de la muerte de éste. Por ello la cadena de la narración se corta. Abu Hâtam respecto a Suhaîl Ibn Abî Sâlih y ‘Alâ’ Ibn ‘Abdi Al-Rahmân, dijo: “Sus narraciones se escriben pero no son un argumento, y Talha Ibn ‘Amrû carece de sanad y sus hadices son muy débiles”.[7]
Con la existencia de estas personas débiles y dudosas que existen en el sand de estos hadices, no puede confiarse en este hadîz ni tampoco ser empleado. Algunos para justificar el decir “Amen” en la oración dijeron: “Dicen Amen ya que "اهْدِنَا الصِّراطَ الْمُسْتَقِيمَ" –“Dirígenos por la vía recta”, es una súplica”.
En respuesta a esta justificación hay que decir: “Esta frase con la intención de súplica, es una súplica, pero la intención es recitar la oración y no suplicar. Si fuese permisible que al recitar cualquier súplica, tal y como: رَبَّنَا اغْفِرْ لَنا وَ قِنا عَذابَ النَّار"” –“Dios mío perdónanos y sálvanos del castigo del Fuego”, fuese con la intención de una súplica, entonces debería ser permisible decir Amen después de cada súplica, pero nadie considera este asunto.[8]
Además de esto tal y como muestra la experiencia la realización de la oración es de los asuntos dictados por la religión. Suponiendo que podamos en su recitación tener la intención de suplicar, aun así no es correcto decir Amen. Puesto que fundamentalmente en los actos de culto (que son un dictamen religioso) el agregar o disminuir algo en ello sin el permiso legal religioso será una innovación y prohibido. Entonces, sin duda este vocablo (Amen) no es parte del Corán ni tampoco es una súplica independiente ni parte de una invocación, por lo tanto desde esta perspectiva es como las demás palabras que se encuentran fuera de los límites del Corán y de las invocaciones.
Las palabras del Profeta (s.a.w.) que dicen: “No es permisible que las palabras de la gente sean agregadas a las de la oración”[9], nos prohíben este acto, ya que sin duda esta es palabra del ser humano no de Dios. Si alguien pretende que Amen es uno de los Nombres de Dios, decimos, entonces deberíamos encontrarlo entre los Nombres de Dios, y decir, “¡Oh, Amen!” mientras que nadie ha dicho que Amen es uno de los Nombres Divinos.[10]
La oración del Profeta (s.a.w.):
Evidentemente una de las fuentes crediticias de los mandatos islámicos es la tradición del Profeta (s.a.w.) (dichos, actos y declaraciones). Por ello si por el sendero aceptado por todos se comprueba la tradición del Profeta (s.a.w.) en decir o no “Amen”, para nosotros es una evidencia y debemos actuar según ésta.
Los sabios, narradores y cronistas de hadices de la Escuela Suní en sus obras Sunan y Sahâh mencionaron la oración del Profeta (s.a.w.) y nosotros lo transmitimos tal y como está registrado:
Muhammad ibn ‘Umar Ibn ‘Atâ’ dijo haber escuchado de Abû Hamîd Sâ’idî que al estar entre diez de los Compañeros Cercanos, tales como Abü Qatâdah, escuchó que dijo: “¿Queréis que os diga cómo realizaba el Profeta (s.a.w.) la oración?” Respondieron: “¿Cómo es posible mientras que tú no imitaste al Profeta (s.a.w.) más de lo que nosotros lo imitamos, ni tampoco antes de nosotros fuiste de sus Compañeros Cercanos?” Dijo: “En efecto, así es... –continuó diciendo– El Profeta (s.a.w.) cuando oraba elevaba sus manos a la altura de sus hombros y decía el takbîr (Al.lahu Akbar). Sin mover su cuerpo y bien firme recitaba la oración luego elevaba nuevamente sus manos hasta la altura de sus hombres y decía el takbîr. Se inclinaba y colocaba las palmas de sus dos manos sobre sus rodillas, luego se levantaba mientras decía “sama’al.lahu liman hamidah” y colocando sus dos manos nuevamente a la altura de sus hombros mientras se encontraba completamente inmóvil decía: “Al.lahu Akbar”, luego bajaba para prosternares. Se prosternaba colocando sus dos manos a los lados, luego levantaba su cabeza, se sentaba sobre su pierna izquierda, y cuando se prosternaba abría los dedos de sus pies, decía Al.lahu Akbar. levantaba su cabeza y nuevamente se sentaba sobre su pierna izquierda hasta quedar inmóvil. Luego en la misma forma realizaba otro ciclo de la oración. Cuando terminaba los dos ciclos, decía el takbîr, mientras sus dos manos se encontraban levantadas al nivel de sus hombros tal y como había dicho el takbîr al inicio de su oración. Así realizaba el resto de su oración hasta que en el último ciclo colocaba su pierna izquierda hacia atrás y se sentaba sobre ella”. Los Compañeros Cercanos dijeron: “¡Haz dicho la verdad! Así oraba el Profeta”.[11]
Puntos:
Debe reflexionarse sobre algunos puntos de esta narración:
1. Considerando que Hamîd desde la perspectiva de la imitación y las palabras del Profeta (s.a.w.) no era superior a los otros Compañeros, sin duda estimuló la sensibilidad de ellos.
2. De ahí que había anunciado que quería explicar cómo el Profeta realizaba su oración, era necesario que los Compañeros del Profeta (s.a.w.) prestaran más atención y fueran más escrupulosos.
3. Vemos como en esta exhibición indicó todos los detalles de la oración.
Por ello considerando estos puntos e introducción, y considerando que se transmitieron de las fuentes shías y sunís que el Profeta (s.a.w.) dijo: “¡Realicen la oración tal y como ven que yo la realizo!”[12] Si Abû Hamîd hubiese agregado algo a la oración del Profeta (s.a.w) o le hubiese quitado algo, sin duda ellos no callarían y lo dirían. Por ello cuando observamos que Abû Hamîd al explicar la oración del Profeta (s.a.w.) no dice nada respecto a “Amen”, y por otra parte los demás Compañeros Cercanos no se lo recuerdan, ni tampoco lo notifican, entonces sin duda puede decirse que el Profeta (s.a.w.) no decía “Amen” en sus oraciones, y este acto del Profeta (s.a.w.) es una prueba para nosotros.
Además de ello el Profeta (s.a.w.) dijo: “No es permitido decir “Amen” después de recitar la Sura Al-Fātiĥa”.[13] El Imam Sâdiq (a.s.) dijo: “En la oración colectiva, cuando el líder de la oración colectiva recita la Sura Al-Fātiĥa, no digan Amen”.[14]
Además de estas narraciones y argumentos, el difunto Sadûq transmitió una narración que dice: “Decir Amen en la oración fue imitado de los lemas cristianos”.[15]
Por lo tanto considerando que la oración es de los cultos dictados por la religión y decir “Amen” no es parte de la oración, por ello según el dictamen de los sabios Imamitas: “Decir Amen después de recitar la Sura Al-Fātiĥa es prohibido, y decirlo la oración”.[16]
[1]– Iûnis Ibn ‘Abdu Al-Rahmân de ‘Abdul.lah Ibn Sanân narró qué el Imam Sâdiq (a.s.) dijo: “Muy pronto se os presentará una duda que no tendrán el conocimiento suficiente para salir de ésta ni tampoco existirá Imam como para que pueda resolverles esa duda y quedaréis en el extravío. Aquellos que deseen salvarse de esta duda deberán recitar la súplica de ‘Gariq”. Pregunté al Imam Sâdiq (a.s.): “¿Cuál es la Súplica de ‘Gariq?” Respondió: “Debes decir:
«يا اللَّه يا رحمان يا رحيم، يا مقلب القلوب ثبت قلبى على دينك»
“¡Oh Al.lah, oh Clemente, oh Misericordioso, oh, Tú que eres transformador de los corazones, fortalece mi corazón con Tu religión!”. Dije: “¡Oh, Tú que eres transformador de los corazones y de los ojos, fortalece mi corazón con Tu Religión”. Dijo: “Dios es transformador de los corazones y de los ojos, pero recítalo tal y como ordené, y di: “¡Oh, Al.lah, oh Clemente, oh Misericordioso, oh Tú que eres transformador de los corazones, fortalece mi corazón con Tu religión!”. Kaf’amî Ibrâhîm Ibn ‘Alî ‘Âmilî, Al-Baladil Amîn, p.24.
[2]– A este respecto recurrir a: “Decir Amîn o Alhamdulil.lah”, preg.no.5245 (pág.web 5606) existente en este mismo sitio.
[3]– Muhammad Rashîd Ridâ, Exegesis Al-Qurân Al-Hakîm (Tafsîr Al-Minâr) t.1, p.39.
[4]– Bîdâwî Nâsir Al-Dîn Abû Al-Jaîr ‘Abdul.lah Ibn ‘Umar, Anwâr Al-Tanzîl wa Asrâr Al-Ta’wîl, t.1, p.32.
[5]– Abû Hurairah ‘Abdu Al-Rahmân Ibn Sijr Dusî que 800 de los Compañeros Cercanos y de los compañeros de los Compañeros Cercanos) narraron y transmitieron hadices de él. ‘Umar en la época de su califato lo colocó como juez en Bahrain, pero por el débil carácter que tenía lo sustituyó. La mayor parte de su vida vivió en Medina. Taqî Al-Dîn Sabkî escribió un artículo bajo el nombre de “Los dictámenes de Abû Hurairah” y también ‘Abd Al-Husayn Sharaf Al-Dîn escribió la biografía de Abû Hurairah, Al-I’lâm, t.4, pp.80-81, Huÿatî, Asbâb Al-Nuzûl, p.216.
[6]– Recurrir: Ibn Abî Al-Hadîd Mu’tazilî, ‘Izz Al-Dîn Abû Hâmid, Sharh Nahÿ Al-Balâgah, t.4, p.68.
[7]– Recurrir a: Sultânî ‘Abu Al-Amîr, Hukm Al-Ta’mîn fi Al-Salât.
[8]– Recurrir a: Sabziwârî ‘Alî Mu’min Qumî, Ÿâma’ Al-Jalâf wa Al-Wafâg baîn Al-Imâmîîah wa baîn A’imati Al-Hiÿâz wa Al-Arâq.
[9]– Asfarâîenî Abu Al-Mudzafar Shâhfûr Ibn Tâhir, Tâÿ Al-Tarâÿim fi Tafsîr Al-Qurân lil ‘A’âÿim, introducción, p.20; Shâhîd Zânî Zaîn Al-Dîn Ibn Ahmad ‘Âmilî, Rawd Al-Ÿinân fi Sharh Irshâd Al-Idh.hân, p.331.
[10]– Ibn Shahr Âshûb Mâzandarânî Muhammad Ibn ‘Alî, Mutishâbih Al-Qurân wa Mujtalifah, t.2, p.170.
[11]– Sunan Abî Dâwûd, cap. Iftitâh Al-Salât, t.2, p.391, h.627, http://www.al-islam.com; Sunan Ibn Mâÿah, cap. Itmâm Al-Salât, t.3, p.355, http://www.al-islam.com; Baîhaqî Sunan Kubrâ, t.2, p.72, sitio: http://www.al-islam.com; Sunan Dârmî cap. Sifât Salât Rasulil.lah, t.4, p.165; http://www.islamic-council.com; Sahîh Ibn Habbân, cap. Sifât Al-Salât, t.8, p.243, Muqa’ Ÿâma’ Al-Hadîz, http://www.alsunnah.com
[12]– Baîhaqî Al-Sunan Al-Kubrâ, t.2, p.345; Sunan Al-Dâr Qutnî, t.3, p.172, http://www.islamic-council.com; Sahîh Ibn Habbân, t.1, p.314; Musnad Shâfi’î, t.1, p.223, http://www.alsunnah.com; Maÿlisî Muhammad Bâqir, Bihâr Al-Anwâr, t.82, p.279.
[13]– Sadûq, Min lâ Îahdaruh Al-Faqîh, t.1, p.390.
[14]– Kulaînî, Al-Kâfî, t.3, p.313; Tûsî, Al-Istibsâr, t.1,p.318; Tusî, Tahdhîb Al-Ahkâm, t.2, p.74.
[15]– Sadûq, Min là Îahdaruh Al-Faqîh, t.1, p.390.
[16]– Hilly Hasan Ibn Iûsuf Ibn Mutahar Asadì, Tadhirat Al-Fuqahâ, (nueva impresión) t.3, p.162; Tûsî Muhammad Ibn Hasan, Al-Jalâf, t.1, p.332.