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Desde el punto de vista del Islam el hombre y la mujer deberán seguir un propósito mutuo –que es llegar a la cumbre de la perfección de la humanidad–, y para llegar a realizar este propósito los dos son poderosos en una misma medida, mientras que las diferencias de género, que son necesarias en la creación, no juegan un papel en la creación o incremento de esta capacidad y poder, ni tampoco en la evaluación religiosa. Por lo tanto la perfección de la mujer no se encuentra en ocupar un rango como el del hombre ni tampoco para los hombres es meritorio que se sientan orgullosos de su género masculino.
Desde la opinión de la Escuela Islámica:
1. La mujer como símbolo de belleza, delicadeza y calma.
2. La mujer produce tranquilidad en el hombre, y el hombre es un apoyo para la mujer, es responsable y protector de la mujer.
3. No depende de un género en especial el acercarse a Dios, beneficiarse del resultado del acto recto o entrar en el sendero místico.
4. La diferencia entre el hombre y la mujer en los mandatos religiosos, no se deriva del dominio o el patriarcado originado de una mayor responsabilidad y más obligaciones por parte del hombre ante la familia y la sociedad.
Si mantenemos abiertos los ojos ante la realidad vemos las vicisitudes tal como son, y no como nosotros deseamos. Si observamos y opinamos, entendemos que la perfección de la mujer no se encuentra en ocupar un rango como el del hombre ni tampoco para los hombres es meritorio que se sientan orgullosos de su género masculino.
La realidad es que el cuerpo de la creación humana ha sido creado de dos mitades independientes, pero armonizables entre sí (hombre y mujer).
Lo que otorga superioridad a los hombres y a las mujeres son los esfuerzos en el campo de lo humano; es decir, transformar las capacidades en un capital en circulación. Y desde el punto de vista de la revelación y de la inteligencia islámica-coránica no existe diferencia entre el género masculino y el femenino, con excepción de la medida necesaria para el orden y el sistema unido de la creación.
Puesto que en la pregunta “conocimiento del rango de la mujer” se enfatizó en el título “en la Escuela Islámica” es necesario beneficiarnos más de la esencia de los pensamientos religiosos, es decir, el Corán y la tradición auténtica del Profeta y de Ahl Bayt (a.s.).
Las formas y perspectivas del rango de la mujer
El rango de la mujer en el Islam puede ser analizado desde tres aspectos:
A) El título y la personalidad humana:
1. La mujer como símbolo de belleza, delicadeza y calma. Cada criatura es símbolo de un nombre de los nombres Divinos; puesto que la creación creada de los Atributos de los Actos de Dios (y no de los Atributos en Esencia de Él), corresponden a: la manifestación del Creador en diversas fisonomías. Como el Imâm ‘Alî (a.s.) dijo: “Todas las glorificaciones son especiales de ese Dios que “Glorificado sea Dios que sólo puede ser reconocido y comprendido estudiando a Sus criaturas”[1]-[2]
Desde el punto de vista coránico, el secreto de la creación de la mujer y del establecimiento del fundamento de la familia y la unión a través del matrimonio es algo más importante que las tendencias instintivas y satisfacciones temporales.
«Y entre Sus signos está el haberos creado esposas nacidas entre vosotros, para que os sirvan de quietud, y el haber suscitado entre vosotros el afecto y la bondad. Ciertamente, hay en ellos signos para gente que reflexiona».[3]
2. Todas las preferencias de raza, género y otras, son vanas y «…Para Dios, el más estimado de entre vosotros es el que más Le teme…».[4]
3. La invitación de todos los Profetas (a.s.) y las alocuciones de todos los Libros Celestiales sólo son para el género humano y a todos les dice que: «Quien me siga será de los míos».[5]
4. El rango de la mujer en la creación se encuentra ahí donde no tenga límite para las victorias, para los conocimientos ni para los triunfos. «¡Hombre! Te esfuerzas con denuedo en encontrar a tu Señor y Le encontrarás».[6] «Cada uno será responsable de lo que haya cometido».[7] «…que el hombre sólo será sancionado con arreglo a su propio esfuerzo * que se verá el resultado de su esfuerzo…».[8]
5. Aquel que sea siervo de Dios se encuentra cerca de Él, sea hombre o mujer.
«Cuando Mis siervos te pregunten por Mí, estoy cerca y respondo a la oración de quien invoca cuando Me invoca».[9]
6. Llegar a la vida pura (pura y agradable) tiene dos condiciones: el acto recto y ser creyente (sea hombre o mujer).
«Al creyente, varón o hembra, que obre bien, le haremos, ciertamente, que viva una vida buena y le retribuiremos, sí, con arreglo a sus mejores obras».[10]
7. Aquel que da la espalda a la verdad, se ve afectado por la maldición Divina.
«Los que no crean y mueran siendo infieles, incurrirán en la maldición de Dios, de los ángeles y de los hombres, en la de todos ellos ».[11]
Lo que se deduce de estas aleyas, es que Dios se dirige al ser humano. El ser humano, depende de su fe, creencia y acto, y “cosechará lo que plante” sea hombre o mujer. La mujer desde la perspectiva de la revelación, se encuentra en el rango de la personalidad de “ser humano” y el género no tiene ningún efecto en los senderos principales de las obligaciones y personalidad de los seres humanos.
Ahora analizamos otra perspectiva del rango y jerarquía de la mujer en la Escuela Islámica:
B) La mujer hacia la elevación del conocimiento y perfección celestial de la ciencia
1. No Dios es especial de los hombres, ni la ciencia es una gema que supuso la mano de la mujer como no-íntima, y elude que (esta ciencia) le sea otorgada. Los progresos espirituales dependen de esta fórmula: conocimiento, amistad, obedecimiento, aproximación.
Ahora, no hay diferencia quién y en qué medida anda en busca del conocimiento, la sapiencia y la ciencia, lo importante es que apreciemos la guía y es entonces cuando nos vemos incluidos en esta promesa Divina:
En este camino muchos han transitado: hombre y mujer. Y el Generoso Corán recuerda dos modelos buenos y dos modelos aleccionadores:
«Y Dios pone como ejemplo para los creyentes a la mujer de Faraón. Cuando [ella que se encontraba insatisfecha de la impiedad y el comportamiento del Faraón] dijo: «¡Señor! ¡Constrúyeme, junto a Ti, una casa en el Jardín y sálvame de Faraón y de sus obras! ¡Sálvame del pueblo impío!».[12]
Otro buen modelo es la honorable María (a.s.) que en la Sura At-Taĥrīm [66:12] ha sido descrita.
Como el ejemplo de la gente mala, al narrar una realidad de dos mujeres malas (la esposa del Profeta Noé y la esposa del Profeta Lot).[13] En estas aleyas, estas mujeres buenas y malas, han sido presentadas como ejemplo para todos, ¡no sólo para las mujeres!
2. Un capital importante en el sendero místico es el “corazón” y la “angustia”, y las mujeres cuentan con más capital que los hombres: “Los senderos para el progreso y la ascendencia del ser humano son diversos. Uno el sendero del pensamiento y el otro el sendero de la invocación. La mujeres en el sendero de la invocación y la imploración que son el sendero del alma, y el sendero del afecto, la emoción, el apego y la amistad, si no son más prósperas que los hombres ciertamente se encuentran en el mismo grado que ellos”.[14]
3. El gran Profeta (s.a.w.) dijo: “El mejor conocimiento es (conocer) el monoteísmo y el mejor culto es implorar perdón”.[15] Es evidente que para alcanzar este tipo de conocimiento tampoco existen concesiones entre el hombre y la mujer.
4. Si tenemos piedad llegaremos a lo espiritual y la piedad tampoco es exclusiva de ningún grupo.
«En verdad, si uno es temeroso y paciente [alcanzará su propósito], Dios no permite que se pierda la recompensa de quienes hacen el bien».[16]
«Mientras que quien [el día en que todos se encuentran ante el juzgado del cálculo Divino] haya temido comparecer ante su Señor y preservado su alma de la pasión * tendrá el Jardín por morada».[17]
Conclusión: La existencia de los numerosos modelos de mujeres místicas en cada época y lugar, es el mejor testigo de que se encuentra abierto ante las mujeres el sendero místico y del conocimiento.
c) El rango de la mujer en los mandatos y las leyes divinas
Parece ser que aquello que provocó la aparición de la pregunta y duda respecto al rango de la mujer en la Escuela Islámica, fue la existencia de algunos mandatos relativos a las mujeres, que con una consideración general de la estructura de los mandatos y el papel que juega el género en estos puede darse fin a estas dificultades.
Los mandatos islámicos –con una visión genérica– son varios grupos:
1. Los mandatos comunes: como el ayuno, la oración, la Peregrinación y otros.
2. Los mandatos especiales de las mujeres: como el asunto del período menstrual.
3. Los mandatos que parecen discriminativos: como la herencia de la mujer, multa a pagar por la mujer, y otros.
En forma general la causa de la existencia de mandatos especiales y mandatos duales (aparentemente discriminativos) son varios asuntos:
1. El hombre es el responsable de los gastos de la familia y deberá ponerse a su disposición mayores posibilidades monetarias. (Por ello el derecho que tiene de la herencia –por supuesto sólo en algunos casos– es mayor que el de la mujer).[18]
2. Ahí donde en algunas narraciones se ha censurado a la mujer, como adoración de la mujer no como una criatura humana. Como por ejemplo: “La mujer es un escorpión y dulce su picadura”.[19]
3. Y también en algunas narraciones (en especial en el Nahÿul Balâgah) ahí donde se le reprocha a la mujer, refiriéndose a las mujeres en la época del Imâm ‘Alî (a.s.) que participaron en la Batalla de Ÿamal bajo la comandancia de ‘Âîshah (especial de esa época y lugar).[20].
4. En los casos en los que las mujeres han sido exceptuadas de algunos mandatos tales como: la lucha santa, el arbitraje y otros, esto no quiere decir que hayan sido privadas de un derecho sino este es un favor por parte de Dios para quitarles esa gran y pesada obligación que no coincide con su espíritu tranquilo y delicado.
El Imâm ‘Alî (a.s.) dijo: “La mujer se asemeja a una flor perfumada y delicada, no a un héroe tosco y rudo”.[21]
5. Algunos de los mandatos religiosos, tales como el que las mujeres llegan primero a la edad de la pubertad que los varones… La mujer es puesta más pronto bajo la protección de la instrucción y enseñanza para tener más preparación y poder educar a una generación tan extensa como la historia. En especial que las mujeres se casan a una edad más temprana que los hombres.
6. Algunas limitaciones y prohibiciones son para colocar los confines y los límites para evitar la obscenidad y los posibles peligros –que en su momento es muy importante y necesario que sean prevenidos–, por ejemplo: a las mujeres se les ha ordenado que hablen bien pero no adelgacen la voz como para «…que llegue a anhelaros el enfermo de corazón…».[22]
7. Como el defecto y la malicia son relativos, la preferencia y prioridad en el hombre y la mujer son también relativas. Por ello cada vez que vean una limitación o reproche sobre la mujer, considérenlo relativo. En el Islam, existen innumerables asuntos en los que se le han dado a la mujer concesiones especiales, por ejemplo:
El gran Profeta (s.a.w.) dijo: “Si están ocupados en una oración preferente y tu padre te llama, no cortes la oración. Pero si tu madre te llama corta tu oración”.[23]
La orden directa y evidente del Corán es que: «Comportaos con ellas como es debido».[24]
Fuentes para mayor estudio:
1. Prof. Mártir Murtiâ Mutaharî, Los derechos de la mujer en el Islam.
2. ‘Abdul.lah Ÿawâdî Âmul, La mujer en el espejo de la gloria y la belleza.
3. Índice: El Corán y la solidaridad de los hombres sobre las mujeres, preg.267.
[1]– Nahÿul Balâgah, sermón 108.
[2]– Ÿawâdî Âmulî ‘Abdul.lah, La mujer en el espejo de la gloria y la belleza, p.21
[3]– Sagrado Corán 30:21.
[4]– Sagrado Corán 49:13.
[5]– Sagrado Corán 14:36.
[6]– Sagrado Corán 84:6.
[7]– Sagrado Corán 52:21.
[8]– Sagrado Corán 53:39-40.
[9]– Sagrado Corán 2:186.
[10]– Sagrado Corán 16:97.
[11]– Sagrado Corán 2:161.
[12]– Sagrado Corán 66:11.
[13]– «Dios pone como ejemplo para los infieles a la mujer de Noé y a la mujer de Lot...». Sagrado Corán 66:10.
[14]– Ÿawâdî Âmulî ‘Abdul.lah, La mujer en el espejo de la gloria y la belleza, p.197
[15]– Kulaînî, Al-Kâfî, t. 2, p. 517.
[16]– Sagrado Corán 12:90.
[17]– Sagrado Corán 79:40-41.
[18]– Para más información de por qué la herencia o multa de la mujer es la mitad que la del hombre, recurrir a los índices: diferencia de la herencia de la mujer y del hombre en la jurisprudencia islámica preg.116 (pág.web); diferencia de la multa entre la mujer y el hombre en la jurisprudencia islámica preg.117 (pág.web); los casos en que la herencia de la mujer y el hombre son iguales, preg.536 (página web, preg.585); la falta de superioridad del hombre sobre la mujer, preg.531 (página web, preg.579).
[19]– Nahÿul Balâgah, dicho 61.
[20]– Por ejemplo Nahÿul Balâgah, sermón 80. “¡Oh, gente! La fe de la mujer es deficiente…”.
[21]– Nahÿul Balâgah, carta 31.
[22]– Sagrado Corán 33:32.
[23]– Ÿâmi’ Ahâdîz Al-Shî’ah, t.21, pp.428-429.
[24]– Sagrado Corán 4:19.