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La religión del Islam, como una religión perfecta y universal reflexiona siempre en todas las perspectivas de una vida saludable, y calcula todos los senderos que llevan a la felicidad de este mundo y la otra vida. El valor de la salud corporal desde la perspectiva del Islam tampoco está oculto para nadie, y naturalmente los deportes que son beneficiosos para la salud corporal del ser humano son confirmados por el Islam.
Todo aquello que existe en la moral general, es conveniente, realizable en los campos deportivos y deberá ser practicado.
Algunas de las obligaciones y virtudes morales que un deportista deberá respetar en los campos deportivos corresponden a: luchar en contra del alma concupiscente, ser perdonador e indulgente, mantener una rivalidad leal y…
La salud del cuerpo y el alma es de los asuntos que el ser humano siempre buscó y busca. La religión del Islam, como una religión perfecta y universal reflexiona siempre en todas las perspectivas de una vida saludable, y calcula todos los senderos que llevan a la felicidad de este mundo y la otra vida, menciona el valor de la salud corporal, considera necesario proteger la higiene y naturalmente el deporte también es confirmado por el Islam como una necesidad primaria de la salud corporal.
Hoy día el deporte juega un papel importante en la vida de la gente del mundo. Millones de personas están empleadas en éste, y cuenta con un número mucho mayor de espectadores y partidarios de los diversos programas deportivos. El deporte también en algunos casos fortalece la unión nacional y social de las sociedades, y las virtudes y los vicios comunes en éste reflejan las virtudes o los vicios que dominan sobre esa sociedad.[1]
La moral en el deporte es uno de los asuntos funcionales para evaluar las decisiones prácticas, morales y enfrentar los asuntos, utilizado las conductas y políticas morales en las profesiones, en la tecnología, en el gobierno y otros.[2]
Algunos consideraron al deporte parte de ese grupo de actividades o habilidades comunes corporales que se realizan en base a una serie de leyes populares con el propósito de recreación, competencia, diversión personal, logro un estado físico, obtención de habilidad o una combinación de estos propósitos. Aquí fue explicado el deporte en base al propósito de éste.
Algunos de los más importantes ejes y asuntos que sirven para el diseño de planes de explicaciones de la moral en el deporte, corresponden a: valores en el deporte, caballerosidad, rivalidad y cooperación, juego equitativo, fraude, sustancias energéticas, ser partidario o espectador, relación moral entre el entrenador, los deportistas y otros.[3]
Los actos morales valiosos son superiores a los valores materiales, en tal forma que cada ser humano ante estos muestra humildad y respeto, aunque él mismo no hubiese actuado así. Por ello debe decirse que todo aquello que existe en la moral general, es conveniente, realizable en los campos deportivos y deberá ser practicada.
En otras palabras, un deportista además del cuerpo considera también el alma, puesto que entre el cuerpo y el alma existe una relación cercana. Por ello en el Islam no sólo se considera el entrenamiento y el desarrollo del cuerpo, sino que paralelo al cuerpo se pone atención también al espíritu. Numerosos mandatos existen respecto al entrenamiento, el desarrollo y el fortalecimiento de éste, tal y como: el ayuno, la oración, la súplica y otras, de lo contrario atender sólo al cuerpo no tiene valor humano y no saca al hombre de los límites de la bestialidad.
El Imam Jomeînî (r.) enfatizando en estos dos fundamentos básicos en una reunión con los deportistas dijo. “Los deportistas, en esa misma forma que realizan deporte corporal, deben realizar también deporte espiritual. Desde la antigüedad los deportistas iraníes recordaban a Dios y a ‘Alî (a.s.), y ésta fue una de sus superioridades”.[4]
Un punto importante aquí es que cada una de las organizaciones deportivas y de los deportistas deberán estar familiarizados con sus obligaciones morales y deberán utilizarlas con proporción en los campos de deportes, puesto que si la organización deportiva no cuenta con leyes y con un estatuto moral, un deportista no puede familiarizarse con sus obligaciones y contar con una buena moral en este campo.
A continuación indicamos algunas obligaciones y virtudes morales que un deportista debe respetar en el campo de los deportes:
Uno, lucha en contra del deseo concupiscente: Es decir luchar en contra de los deseos diabólicos que invitan al ser humano hacia el pecado y la rebelión. Un deportista deberá –al igual que cualquier otro ser humano– luchar en contra de estos deseos diabólicos y triunfar sobre ellos.
A este respecto existen numerosas narraciones de los Inmaculados Imames (a.s.) que aquí indicamos algunas de éstas como ejemplo:
1. El Mensajero del Islam (s.a.w.) dijo: “Poderoso y triunfador no es aquel que en la lucha vence a su rival, sino que poderoso y triunfador es aquel que cuando está enojado es dueño de su deseo”.[5]
2. El Mensajero del Islam (s.a.w.) pasó entre una multitud en la cual se encontraba un hombre fuerte y poderoso que había levantado una gran piedra y la gente lo llamaba la piedra del poderoso, es decir la pesa de los campeones, y todos se encontraban atónitos por el acto de ese deportista poderoso. El Mensajero (s.a.w.) preguntó: “¿Por qué se reunió la gente?” Le informaron del peso que había levantado ese campeón. El Profeta (s.a.w.) dijo: “¿Quieren que les informe quién es más poderoso que ese hombre? Más fuerte que él es aquel a quien lo insulten y soporte, aquel que domina a su alma rebelde y vengadora, aquel que vence a su demonio y al demonio del insultador.[6]
El Imam ‘Alî (a.s.) dijo: “El deseo concupiscente es el enemigo que enemista contigo más que cualquier otro enemigo. Esfuérzate para que lo domines y lo venzas de lo contrario te liquidará”.[7]
4. El Imam Musâ Kâdim (a.s.) transmitió que el Profeta (s.a.w.) dijo a los soldados que habían regresado del cambo de batalla: “Gocen del alivio y en las bendiciones aquellos que realizaron la lucha santa menor (yihad asgar) y están obligados a realizar la lucha santa mayor (yihad akbar)”. Preguntaron: “¡Oh Profeta de Dios ¿Cuál es la lucha santa mayor?!” Dijo: “La lucha contra el deseo concupiscente”.[8]
Dos, perdón e indulgencia: Un deportista deberá tener un ánimo perdonador e indulgente. Cuando se encuentre en la cima del poder y el logro, ante su rival encontró superioridad y victoria, no debe ser severo con él, no debe programar la venganza ni dañar a su rival. El deberá considerar al perdón y a la indulgencia como agradecimiento a Dios por su victoria.
El Imam ‘Alî (a.s.) a este respecto dijo: “Y tranquiliza tu enojo, y cuando tengas poder perdona el castigo, y cuando estés enojado se tolerante, y aunque tengas dominio aléjate de la venganza para que obtengas una recompensa y un buen futuro”.[9]
Tres, abstenerse del orgullo: El deportista por más poderoso que sea no deberá sentirse orgulloso por el poder, la fuerza, los rango que ocupa ni mostrarse vanidoso con los demás. El deberá entender que todas las fuerzas y poderes son otorgados por Dios Sublime. Por ello es que en la oración cuando nos levantamos decimos: «بحول الله و قوّته اقوم واقعد» –“Es por la fuerza de Al.lah que me levanto y me siento”.
El Imam Husaîn (a.s.) cuando atacaba a un gran ejército de los enemigos decía: «لاحول و لا قوّة الا بالله» –“No hay poder ni fuerza sino en Dios Altísimo y Majestuoso”.[10]
Dios Todopoderoso mencionó este mismo asunto en el Generoso Corán y dice: «...أَنَّ الْقُوَّةَ لِلَّهِ جَمیعاً...» –“…que toda la fuerza y poder pertenece a Dios”.[11]
Entonces no existe causa alguna para que las personas poderosas y fuertes, se sientan orgullosas, se vuelvan vanidosas, olviden a Dios y utilicen ese poder y fuerza que Dios les dio en actos erróneos.
El final del orgullo es la pérdida y el derrumbe. La persona orgullosa y vanidosa considera al rival débil, pierde la precaución, y como consecuencia es derrotado. Tal y como el Imam ‘Alî (a.s.) dijo: “La calamidad del hombre valiente, es destruir la previsión (dentro de sí mismo)”.[12] Y también: “La calamidad de aquel que tiene fuerza y poder, es considerar débil al enemigo”.[13]
Cuatro, rivalidad digna y honorable: Una de las especialidades en algunos deportes es la “rivalidad”. En los debates morales la rivalidad entre dos personas es la que tiene importancia. En estas mismas rivalidades es donde se unen las habilidades corporales y espirituales, las fuerzas y armonizaciones, provocando el desarrollo corporal y espiritual de un deportista.
La forma ideal del deporte muestra perfectamente este asunto que, qué forma de rivalidad puede terminar en amistad. Si un deportista ve a su rival sólo en forma de un amigo y sabe que no tiene la intención de destruirlo sin considerarlo su enemigo, sino que lo considera como a sí mismo, un individuo que posee poderes y virtudes semejantes, esta rivalidad termina en amistad y entre ellos ya no existirá más el “ganar a cualquier precio” incluso con engaños.
[1]– Recurrir a: Un grupo de escritores, Moral funcional, p.429.
[2]– Ídem, 23.
[3]– Recurrir a: Ídem, pp.80 y 417-420.
[4]– Sahîfah Imâm, t.18, p.151.
[5]– Maÿlisî Muhammad Bâqir, Bihâr Al-Anwâr, t.74, p.153, Harânî Hasan Ibn Shu’bah, Tuhfat Al-‘Uqûl, p.47; Abî Farâs Warâm, Maÿmu’ah Warâm, t.1, p.122.
[6]– Maÿmu’ah Warâm, t.2, p.10
[7]– Tamîmî Âmadî ‘Abdul Wâhid Ibn Muhammad, Gurru Al-Hukm wa Durru Al-Kalâm, p.306.
[8]– ‘Âmilî Shaîj Hurr, Wasâ’il Al-Shî’ah, t.15, p.161.
[9]– Nahÿul Balâgah, p.459.
[10]– Seyed Ibn Tâwûs, Al-Luhûf ‘Alî Qatlî Al-Tuhûf, p.119.
[11]– Al-Baqara [2:165].
[12]– Gurru Al-Hukm wa Durru Al-Kalâm, p.259.
[13]– Ídem, p.347.