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En el Corán y las narraciones no se encuentra la explicación de “dâr al-hasrat” (Lugar de Lamentación), sólo podemos encontrar el término “yaum al-hasrat” que significa Día de la Lamentación y lamentarse por aquello que se perdió. Este término fue utilizado una vez en el Corán e innumerables veces en las narraciones. El propósito de “el Día de la Lamentación” en el Corán y las narraciones es el Día de la Resurrección, puesto que ese día los habitantes del Paraíso se lamentarán ya que podrían estar en un lugar mejor y alcanzar un grado superior al que ocupan. Y los habitantes del Infierno se lamentarán de que ojalá no hubiesen pecado y en ese caso no serían de los merecedores del Infierno.
En el Generoso Corán del día de la Resurrección y el lugar principal del ser humano fue recordado bajo diversos nombres: “el acontecimiento”, “el estremecerán”, “el gran acontecimiento”, “el Tañido ensordecedor”, “la inevitable”, “Día de la Diferencia”, “Día de la Resurrección”, “Día de la Verdad”. “Día de la Cuenta”, “Día de los Cálculos”, “Día del Encuentro, “Día del Remordimiento” son los nombres que fueron mencionados en el Corán para el día de la Resurrección.
El significado de “lamentar”:
El significado principal de “hasrat” (traducido aquí como lamentar) es manifestarse y mostrarse.[1] Se ha dicho que ya que en el día de la Resurrección se evidencian las verdades y los secretos “el día que sean probados los secretos”[2], lo llamaron Día de la Lamentación.[3] El vocablo “hasrat” fue utilizado también con otros significados, como por ejemplo bajo el significado de “arrepentirse” (por algo que perdió y es imposible recobrar), y como consecuencia de que la verdad se evidencia, el ser humano se arrepiente fuertemente lo llamaron Día de la Lamentación. Así también se ha dicho que hasrat es también utilizado bajo el significado de “dejar de moverse”. Según lo dicho, ya que la persona el día de la Resurrección queda sin movimiento y no puede realizar más acto alguno y sus acciones terminan, y según lo explicado en el Corán “(adviérteles) cuando se decida (llegue a su término) el asunto”.[4] Y no puede recuperar el pasado, ya que el Día de la Resurrección es considerado el Día de la Lamentación. Así también se encuentra bajo el significado de “estupefacto” y el Día de la Resurrección lo llamaron Día de la Lamentación ya que ese día el ser humano al observar las nuevas y sorprendentes escenas que tiene frente a sí mismos se encuentra sorprendido y indeciso.
La explicación de “dâr al-hasrat” (Lugar de la Lamentación), no existe en los textos auténticos religiosos tanto en las aleyas del Corán así como en las narraciones. Pero el vocablo “yaum al-hasrat” Día de la Lamentación existe tanto en el Corán como en las narraciones.
En el Corán leemos: “Y adviérteles del Día de la Lamentación, cuando se decida (llegue a su término) el asunto. Pero ellos están descuidados y no creen”.[5]
El gran sabio Tabâtabâî en la interpretación de esta aleya dijo: “Del contenido de la aleya se entiende que la causa de que ellos se lamentan es que el acto termina y se enteran del resultado de su comportamiento en el mundo y se dan cuenta que perdieron, y aquello que pudieron obtener lo perdieron y a continuación de la aleya dice que la causa de esta pérdida fue su descuido en el mundo”.[6]
El Día de la Lamentación es el día en que la gente se lamenta por haberse mostrado negligentes en la sumisión hacia la obediencia de Dios.[7] El Imam ‘Alì (a.s.) dijo: “¡Oh, pobre del hombre negligente y desinformado que su vida se encuentra en su contra, y su vida lo lleva a la desgracia”.[8]
Se transmitió una bella narración respecto a la interpretación de la aleya en cuestión tanto en las fuentes shi’ítas como en las sunitas con algunos cambios, que los Inmaculados Imames (a.s.) mencionaron la interpretación de la aleya con una bella alegoría. Preguntaron al Imam Sâdiq (a.s.) respecto a la interpretación de esta aleya. El Imam (a.s.) dijo: “Después de que colocaron a los habitantes del Paraíso en el Paraíso y a los habitantes del Infierno en el Infierno, el heraldo por parte de Dios anuncia: “¡Oh habitantes del Paraíso! y ¡oh, habitantes del Infierno! ¿Acaso sabéis en qué forma es la muerte?” Responden: “¡No!”
Dijo: “El ejemplo de la muerte se asemeja a un morueco de color gris que se encuentra parado entre el Paraíso y el Infierno”. Entonces llama a todos para que se acerquen y observen a la muerte. Se acercan. Luego por orden de Dios sacrifican al animal y dicen: “’Habitantes del Paraíso permanecerán eternamente en él, ahí no existirá la muerte. Y ¡oh, merecedores del infierno! Permanecerán en el Infiero para siempre y ahí no existirá la muerte”. Luego el Imam (a.s.) agregó: “Este es el significado de las palabras de Dios ahí donde dijo: “…adviérteles del Día de la Lamentación, cuando se decida (llegue a su término) el asunto. Pero ellos están descuidados y no creen”. Es decir llegarán a su fin los actos de los merecedores del Paraíso al volverse eternos en el Paraíso y los merecedores del Infierno al quedarse eternamente en el Infierno”.[9] En algunas de las fuentes a continuación de la narración dice: “Los habitantes del Paraíso se alegrarán tanto que si en ese lugar se encontrara alguien por morir, se moriría de alegría, y los habitantes del Infierno gritarán en tal forma que si alguien estuviese por morir moriría por enfado”.[10]
En efecto en la otra Vida tanto los pecadores se lamentarán de por qué no realizaron actos buenos; y así también los bienhechores se lamentaran por no haber realizado más actos buenos y dignos. Los habitantes del Paraíso se lamentan por ese momento en el que no recordaron a Dios, y se reprochan a sí mismos.[11]
El Mensajero de Dios (s.a.w.) dijo. “Dos personas el Día de la Resurrección se lamentarán más que las otras. Una aquel que en el mundo pudo haber estudiado pero no fue en su búsqueda. Y el segundo la persona que enseñó a otro la ciencia y el alumno se benefició de esa sabiduría, pero el maestro quedó sin beneficio y no llevó ganancia de ésta”.[12]
En efecto la indolencia en el mundo tiene como consecuencia la lamentación en la otra Vida.[13]
[1]– Al-‘Aîn, t.3, p.134; Lisân Al-‘Arab, t.4, p.189.
[2]– Ať-Ťāriq [86:9].
[3]– Raudat Al-Ÿinan wa Ruh al Ÿinân, t.13, p.83.
[4]– Maryam [19:39].
[5]– Maryam [19:39]. –“وَ أَنْذِرْهُمْ يَوْمَ الْحَسْرَةِ إِذْ قُضِيَ الْأَمْرُ وَ هُمْ في غَفْلَةٍ وَ هُمْ لا يُؤْمِنُون”.
[6]– Al-Mîzân t.14, p.51.
[7]– Al-Tabiyan, t.7, p.127.
[8]– Nahÿul Balâgah, sermón 63.
[9]– Bihâr Al-Anwâr, t.8, p.346, y una narración parecida a esta puede encontrarla en el Sahîh Buhurî, t.5, p.236, y así también en muchas de otras fuentes shi’ítas y sunitas.
[10]– Ídem, t.8, p.345.
[11]– Kanz Al-‘Amâl, t.1, h.1806.
[12]– Nahÿ Al-Fadâhah, t.1, p.245.
[13]– Gurar Al-Hikam, h.10626.