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La Escuela vivificante del Islam bajo el título de la última ley religiosa Divina, es una religión completa y perfecta. Por ello en el Islam los mandatos y las leyes sociales, al igual que los mandatos individuales, han sido causa de gran atención. Desde el punto de vista del Islam, la vida social y la relación de los individuos de una sociedad así como las obligaciones de un ciudadano ante la gente y sociedad en la cual vive, tiene fundamentos y leyes que cualquier individuo musulmán es necesario las respete en las relaciones y conductas sociales.
Algunas de las obligaciones más importantes de un ciudadano en la sociedad islámica son:
1. No pisotear los derechos de la gente (derechos humanos) y respetar los derechos de los ciudadanos.
Unas exposiciones de esas reglas podemos observarlas en la forma que el Islam acentúa en el respeto del derecho de los vecinos, de los transeúntes en las calles, avenidas y otros.
2. Sentir responsabilidad en cuanto a los demás, y ayudarlos cuando ocurra una desgracia natural y otras.
Según las enseñanzas islámicas, un ciudadano en la sociedad deberá ser diligente respecto a la solución de los problemas políticos, culturales, económicos y otros, y no pasar indiferente ante las desgracias naturales tales como los sucesos inesperados, las desgracias morales y las discordancias sociales.
3. Respetar la conducta islámica en las interacciones sociales, como por ejemplo: tener buen carácter, ser jovial, humilde y modesto, tolerante y paciente, y ser moderado con la gente y los ciudadanos.
Poner atención en esta introducción puede guiarnos para encontrar la respuesta:
1. El ser humano es una creatura social y en una explicación más exacta es “civil por naturaleza”[1] y según lo que atestigua la historia desde la antigüedad vivía también en forma social.
2. La Escuela vivificante del Islam como la última ley religiosa Divina, es una religión completa y perfecta y para las diversas perspectivas de la vida del ser humano, como por ejemplo la vida social, tiene una ley y recomendaciones morales. Explicado de otra manera, tal y como tiene mandatos e instrucciones para regular la relación del individuo con Dios, respecto a la forma de relación entre los individuos de una sociedad entre sí, presentó también mandatos y leyes muy importantes, que cada persona musulmana está obligado a realizarlas en las relaciones y la conducta social.
3. El propósito de la universalidad del Islam es que puede, al deducir los fenómenos universales que se encuentran en el Islam, alcanzar y diseñar los mecanismos[2] en la filosofía, la escuela y el sistema islámico.[3].
4. Es por ello que nosotros creemos que aunque en el pasado, en especial al inicio del Islam, la vida civil no era como en la actualidad, no había progresado tanto ni era moderna como hoy día, tampoco existían las dificultades ni los problemas de la sociedad moderna contemporánea; tales como el tráfico, la contaminación ambiental, el bloqueo en las vías públicas y otros, como para tener el modelo adecuado de un ciudadano musulmán, pero en el Islam fueron diseñadas leyes y reglas universales para esas ciudades pequeñas, con poca población y que llevan una vida tradicional, en las cuales habrá que poner también atención para la vida en las ciudades y en las sociedades avanzadas modernas, y en realidad a través de éstas pueden alcanzarse las especialidades de un ciudadano musulmán.
A continuación enlistamos algunos de las características y especialidades de un ciudadano musulmán:
1. No pisotear los derechos de la gente (derechos humanos) y respetar los derechos de los ciudadanos
Desde la perspectiva de la religión del Islam, las bases y las aclaraciones de la vida social, dependen del respeto y la obediencia de los seres humanos en los derechos sociales del prójimo. A continuación se muestran algunos ejemplos de estos:
El Profeta (s.a.w.) sobre respetar a los vecinos dijo:
“Aquél que moleste a su vecino, Dios Sublime prohíbe para él el olor del Paraíso”.[4] O: “Aquél que deseche el derecho de su vecino no pertenece a nosotros”.[5]
Bloquear y ocupar las vías públicas de las ciudades, que hoy día es una de las dificultades de cualquier ciudad, es uno de los asuntos que el Islam hace 1400 años antes puso atención considerándolo un acto abominable, y prohibió a sus seguidores que lo realicen.
El noble Profeta (s.a.w.) a este respecto dijo: “Absténganse de sentarse en los caminos”.[6] O: “Alejen los implementos que obstaculizan el camino de los musulmanes”.[7]
El Imâm ‘Alî (a.s.) dijo: “Absténganse de sentarse en los caminos”.[8]
El Imâm As-Sâdiq (a.s.) dijo: “Cualquier objeto que obstaculice el camino de los musulmanes provocándoles pérdida, el dueño de ese objeto será el responsable”.[9]
Por ello el Imâm Jomeînî (que en paz descanse) beneficiándose de este tipo de narraciones escribió en su libro Tahrîr Al-Wasîlah: “Si una persona se encuentra parada en una callejuela (calle angosta) y no haya lugar para transitarla, y otra persona sin intención tropieza con ella y muere, así también si se encuentra sentado en una callejuela así y por esa misma causa otra persona resbala y muera, la persona que se encontraba obstaculizando el camino será el responsable del precio de su sangre”.[10]
Por lo tanto el ciudadano musulmán según las enseñanzas religiosas, no debe ser él mismo causa de dificultad ni de desechar el derecho de otros, debiendo cumplir con el derecho de ciudadano.
2. El sentimiento de responsabilidad y obligación
La especialidad principal de la sociedad islámica se manifiesta en las responsabilidades mutuas sociales. Estas responsabilidades mutuas comienzan desde la estructura de la familia, hasta el vecino, la ciudad y otros. Según las enseñanzas islámicas un ciudadano de la sociedad islámica deberá sentirse obligado ante lo que sucede en su sociedad, tanto en los asuntos culturales, económicos, políticos e inclusive los desastres naturales tales como los sucesos inesperados, y en la medida que le sea posible esforzarse para terminar con este tipo de dificultades .
A continuación en forma sucinta se mencionan algunas exposiciones de estos sentimientos de responsabilidad:
A) Ayudar al prójimo
El Generoso Corán consideró como obligación de cualquier musulmán ayudar al prójimo y dice: «Si os piden que les auxiliéis en nombre de la religión, debéis auxiliarles»[11], y «Los creyentes son, en verdad, hermanos».[12]
Los musulmanes en la sociedad islámica son responsables mutuamente respecto al destino, futuro y dificultades unos de otros, y si alguien desatiende estas obligaciones, según las narraciones que nos llegaron se encuentra fuera del grupo de los musulmanes:
“Aquel que amanezca y no se esfuerce por los asuntos de los musulmanes, no es musulmán”.[13]
Amîr ul-Mu’minîn ‘Alî (a.s.), cualquier ciudadano de la sociedad islámica, que sea sabio, adinerado u otro, y se sienta obligado ante la gente de esa sociedad y diga: “Dios no tomó la promesa de aprender de los iletrados sin antes tomar la promesa de enseñar de los inteligentes”.[14] “En verdad que Dios Altísimo, Otorgó el sustento de los indigentes de entre las riquezas de los capitalistas… Y Dios Altísimo los reprenderá por el hambre de los hambrientos”.[15]
Entre esto ayudar a los vecinos es un acto de suma importancia.
El Imâm ‘Alî (a.s.) dijo: “El Profeta recomendó tanto al vecino que nosotros creíamos que el vecino recibirá parte de la herencia del vecino”.[16]
En el Libro de los Derechos del Imâm As-Saÿÿâd (a.s.) a este respecto está registrado: “Hay que ayudar al vecino cuando se ve oprimido, y mantener una relación benevolente con él”.[17]
B) Ordenar lo bueno y reprobar lo malo
El ciudadano musulmán considera a la sociedad islámica como un barco en movimiento que anda hacia adelante. Es natural que se esfuerce ante los actos rectos y correctos, y se muestre delicado ante las distorsiones y dificultades sociales y no pase desapercibido el asunto y sin prestarle importancia, y crea que la pérdida de agujerar una parte de ese barco, no sólo no causa pérdida al que lo agujera sino que involucrará a todos los pasajeros trayendo como consecuencia el hundimiento del barco.
El asunto de ordenar lo bueno y reprobar lo malo en el Islam indica esta misma especialidad.
Ordenar lo bueno y reprobar lo malo en el Islam está junto a los demás actos obligatorios, tales como la oración y el pago de la limosna del azaque, y es considerado una forma de lucha santa. Uno de los factores importantes para llegar a la perfección, es revivir los valores que provoca depurar a la sociedad de cualquier irregularidad y abominación.
Dios en su Generoso Corán dice: «Pero los creyentes y las creyentes son amigos (guardianes) unos de otros. Ordenan lo que está bien y prohíben lo que está mal».[18]
En otra aleya dice: «Sois la mejor comunidad humana que jamás se haya suscitado: ordenáis lo que está bien, prohibís lo que está mal…».[19]
El Imâm ‘Alî (a.s.) que es el modelo perfecto de un musulmán a este respecto dijo: “Ordenar lo que está bien y prohibir lo que está mal, son dos propiedades y atributos Divinos”.[20] Este generoso en otra parte considera a ordenar lo bueno y prohibir lo malo superior ante todo el culto, inclusive superior a la lucha santa:
“…entre estos se encuentra otro grupo que con las manos, las lenguas, los corazones han dejado de prohibir lo que está mal. Ellos se asemejan a muertos en movimiento que no llevan ningún beneficio de su vida; puesto que todos los actos valiosos –inclusive la lucha santa en el sendero de Dios– no significa nada en comparación con ordenar lo que está bien y prohibir lo que está mal…”.[21]
3. Respetar la conducta islámica en las interacciones sociales
El buen carácter y la conducta con la gente son de los factores más importantes del éxito y el avance del ser humano dentro de la sociedad, e inclusive su propagación en los diversos niveles será efectiva en la expansión de la justicia dentro de la sociedad.
A continuación se indican algunos ejemplos de la conducta social en el Islam:
A) El carácter eminente, el buen comportamiento y la jovialidad
El Generoso Corán dirigiéndose al Profeta (s.a.w.) dice: «Eres, sí, de eminente carácter».[22] Y «Por una misericordia venida de Dios, has sido suave con ellos [la gente]. Si hubieras sido áspero y duro de corazón, se habrían escapado de ti…».[23]
Entonces el Corán al buen carácter (carácter eminente) lo considera factor del éxito del Profeta (s.a.w.) en la atracción de la gente.
Contamos con numerosas narraciones de los Inmaculados Imâmes (a.s.) a este respecto, aquí nos limitamos a mencionar unos de estos ejemplos:
El Profeta (s.a.w.) dijo: “La mitad de la religión es el carácter bueno y agradable”.[24]
Imâm As-Sâdiq (a.s.) relata del Profeta (s.a.w.) que este generoso dijo: “La fe es ese mismo buen carácter…”.[25]
El Imâm ‘Alî (a.s.) respecto al buen comportamiento y la jovialidad con la gente dijo: “Los hombres más perfectos de fe, son los que cuentan con el más eminente carácter entre ellos”.[26]
Imâm As-Sâdiq (a.s.) dijo: “Hacer algo por el bien de la gente y el buen humor provoca el desarrollo del país (y de la sociedad)”.[27]
Tal vez pueda decirse que un comportamiento digno y una conducta correcta con los ciudadanos y con el prójimo, en todos los niveles y grados sociales, en especial con los consultantes, y el atenderlos con una sonrisa en la boca, muchas veces provoca el fortalecimiento de la relación social y prepara los campos para solucionar numerosas de las dificultades sociales y problemas de la gente, previene las consecuencias y evita los efectos de la vida maquinal de hoy día, tal y como los problemas nerviosos y síquicos. Este es el secreto por lo que en la religión del Islam se ha recomendado el eminente carácter.
B) La modestia y la humildad
Modestia significa ser cortés, humilde y sumiso ante la gente, y alejarse de la arrogancia y el egoísmo. La modestia es uno de los atributos y estados internos del ser humano que se muestra en él, en su conducta y en sus actos.
Sin duda la humildad y la molestia ante la gente y los ciudadanos en el mundo traen como consecuencia la estima, y en la Otra vida provocan la satisfacción Divina. Este es uno de los asuntos importantes recomendado siempre a la gente por los Santos Divinos .
El Imâm ‘Alî (a.s.) dijo: “La modestia y humildad en el momento de la sublimidad se asemejan al perdón cuando goza de gran poder”.[28] “La sumisión hace perfecta la bendición”. [29] “En verdad que la modestia no trae para el hombre otra cosa que la sublimidad de nivel. Entonces sed modesto que la compasión de Dios sea con vosotros”. [30]
El Generoso Corán a la modestia y humildad las considera como signos de los buenos siervos de Dios: «Y los siervos del Clementísimo son quienes van por la Tierra con humildad…».[31]
C) La benevolencia y la moderación
Benevolencia y moderación significa tratar a la gente con dulzura y suavidad.
La humanidad, puesto que mantiene una vida social, constantemente se relaciona con otros seres humanos y sus derechos se encuentran ligados con los derechos de los demás en diversas formas, por ello moderar con la gente es uno de los asuntos que el Islam puso gran atención.
El Imâm As-Sâdiq (a.s.) transmite del Profeta (s.a.w.) que: “Al igual que Dios Sublime me ordenó realizar lo obligatorio, me ordenó también ser moderado con la gente”.[32] Asimismo dijo: “Ser moderado con la gente es la mitad de la fe y ser benevolente es la mitad de la vida”.[33]
La religión del Islam al recomendar la moderación y el trato delicado y dócil con la gente, tomó en cuenta también a los enemigos. A este respecto en el Generoso Corán Dios recomienda al Profeta Moisés (a.s.) y Aarón: «(Cuando se presenten ante el Faraón) ¡Hablad con él amablemente! Quizás, así, se deje amonestar o tenga miedo de Dios». [34]
El Imâm ‘Alî (a.s.) en una frase de sus dichos respecto a los atributos y especialidades de los hombres creyentes dijo:”El creyente… es de eminente carácter y flexible, aunque su alma es más dura que las rocas pero al mismo tiempo es más humilde que un siervo”.[35]
D) La indulgencia y la tolerancia
Indulgencia significa: fortaleza y estabilidad al enfrentarse a los asuntos y a las dificultades de la vida. La vida social, es vivir con diversas personas, enfrentar los diversos caracteres con diversos gustos, con diferentes visiones y pensamientos, con diferentes temperamentos. Por lo tanto la primera condición de la vida social es la indulgencia y la tolerancia. Este es uno de los atributos y propiedades de todos los Profetas Divinos (a.s.) ante las molestias y los sufrimientos de los opositores y politeístas.
El Imâm ‘Alî (a.s.) consideró a la indulgencia y tolerancia como atributos de Dios y dijo: “Agradezco a Dios que… Su Indulgencia es tan grande que perdona los pecados”.[36]
Este generoso en otro de sus dichos dice: “…y aquél que se volvió paciente no deberá excederse en sus actos y vivirá con buena fama entre los hombres…”[37] “El primer premio que recibe el paciente por su paciencia es el respaldo de la gente ante el ignorante”.[38]
El ciudadano de la sociedad islámica se muestra tolerante ante las dificultades y los efectos de la vida social, y a través de las inspiraciones de las enseñanzas religiosas pone atención a estas palabras del Imâm ‘Alî (a.s.) que: “Los hombres abstinentes, pasan el día tolerantes ante las deficiencias y las dificultades de la vida”.[39]
Los asuntos mencionados son ejemplos de los atributos y las especialidades del ciudadano de la sociedad islámica que fue mencionado en forma sucinta.
El punto final es que el propósito de la legislación de las leyes sociales es fortalecer la vida social y respetar los derechos de los ciudadanos así como prevenir la destrucción y la caída de la sociedad. Para fundamentar el sistema moral en una sociedad, es necesario prestar atención especial a los asuntos morales para proteger el honor y la gloria del hombre y de la sociedad humana. Cada uno de los ciudadanos, con una serie de enseñanzas continuas estableció las técnicas de la realización de las virtudes moral en forma de una cultura. Con la práctica y haciendo una costumbre de estas especialidades y características morales en el ambiente en el que se vive y en el ambiente de la sociedad, participan en su fundamentación y realización de una atmósfera pura para la sociedad.
La participación general de la gente y la culturalización en los asuntos morales sociales del Islam, tendrá como resultado una sociedad saludable humana islámica
[1]– Para más información recurrir a: Al-Mizân, t.2, p.177.
[2]– Deberá ponerse atención en que la deducción de factores del mundo universal y alcanzar la filosofía, la escuela y el sistema Islámico, se realiza a través de un método jurídico, especialidad del jurista. Pero tiene un papel importante en el diseño del mecanismo, el conocimiento y los sabios de las ciencias sociales. La explicación de la realidad existente, así como la presentación de mecanismos proporcionales con esta, y las proposiciones de los métodos eficientes a fin de realizar el mecanismo en el mundo externo, es una de las obligaciones de los sabios de las ciencias sociales antes del mecanismo ante la sociedad, y después de realizarse también el control de su rendimiento en la dirección de los propósitos del sistema e impedimento de su desviación a través de las predicciones, es una de las misiones de la ciencias sociales.
Claro está una de las obligaciones del jurista en este nivel es también la deducción de métodos fijos de los textos claros religiosos para realizar los factores del mecanismo en el mundo externo. Así también, una de las obligaciones del jurista es la administración de la comparación de los factores del universo del sistema islámico sobre las situaciones especiales temporales y locales, así como el control sobre éstas. Mahdî Hadavî Tehrânî, La escuela y el sistema económico del Islam, p.44.
[3]– A fin de familiarizarse con este significado, recurrir a: Hadavî Tehrânî Mahdî, La escuela y el sistema económico del Islam, pp.19-51.
[4]– Maylisî Muhammad Bâqir, Bihâr ul-Anwâr, t.72.
[5]– Ídem, t.71, p.150.
[6]– Narâqî Saîîed Muhammad Mahdî, Ÿâma’ ul-Sa’âdah, t.2, p.238.
[7]– Hindî ‘Alâ’ ad-Dîn ‘Alî, Kanz ul-‘Amâl, t.15, p.781.
[8]– Mu’âdîjàh ‘Abdul Maÿîd, El sol sin ocaso, (traducción al persa del Nahÿul Balâgah), p.380, carta 69.
[9]– Hurr ‘Âmilî Muhammad Ibn Hasan, Wasâ’il Ash-Shî’ah, t.19, p.181.
[10]– Jomeînî Saîîed Ruhul.lah, Tahrîr Al-Walsîlah, t.2, p.562.
[11]– Sagrado Corán 8:72
[12]– Sagrado Corán 49:10.
[13]– Kulaînî, Usûl Kâfî, t.2, p.131.
[14]– El sol sin ocaso, (traducción al persa del Nahÿul Balâgah), p.522, dicho 478.
[15]– Ídem, p.479, dicho 329.
[16]– Al-Kâfî, t.7, p.51; Bihâr Al-Anwâr, t.42, p.248.
[17]– Ídem, t.71, p.7.
[18]– Sagrado Corán 9:71.
[19]– Sagrado Corán 3:110.
[20]– El sol sin ocaso, (traducción al persa del Nahÿul Balâgah), p.177-178.
[21]– Ídem, p.494.
[22]– Sagrado Corán 68:4.
[23]– Sagrado Corán 3:159.
[24]– Bihâr ul-Anwâr, t.68, p.385.
[25]– Ídem, p.392.
[26]– Ídem.
[27]– Wasâ’il Ash-Shî’ah, t.5, p.504.
[28]– Ghurar Al-Hikam, p.405.
[29]– El sol sin ocaso, (traducción al persa del Nahÿul Balâgah), p.448, dicho 215.
[30]– Ÿâma’ ul-Sa’âdah, t.1, p.363.
[31]– Sagrado Corán 25:63.
[32]– Wasâ’il Ash-Shî’ah, t.8, p.540.
[33]– Ídem.
[34]– Sagrado Corán 20:44. El punto importante en esta aleya, del cual puede tomarse una lección, es que muchas veces sucede que en caso de mostrar moderación y suavidad, inclusive los enemigos también toman lección de esta conducta Islámica y son guiados.
[35]– El sol sin ocaso, (traducción al persa del Nahÿul Balâgah), p.481, dicho 338.
[36]– Ídem, p.275, sermón 233.
[37]– Ídem, p.395, dicho 30.
[38]– Ídem, p.444, dicho 197.
[39]– Ídem, p.221, sermón 184.