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Una narración así no existe en las obras fiables de hadîz, e incluso no encontramos una narración similar a este contenido. Además de que este texto parecido al de una narración también desde varias perspectivas es posible criticar:
1. La falta de proporción entre el delito y como arrepentirse de este.
2. Pasar por alto el asunto de la intención en los actos.
3. Falta de proporción de éste con el rango del Imam Saÿÿâd (a.s.) y con la honorable Zaynab (s.).
En el análisis de aquello que entre la gente es conocido y famoso, en ocasiones encontramos asuntos que lo atribuyen equivocadamente a los Inmaculados Imames (a.s.) y lo consideran parte de sus narraciones.
Aunque la oración de Gufaîlah es una oración preferible que algunas narraciones de los Inmaculados Imames (a.s.) hablan de su preferencia[1], por ello es que todos los juristas han opinado sobre su preferencia.[2]
Pero es incorrecto el asunto mencionado en la pregunta para mostrar la virtud de esta oración. Es necesario considerar que un asunto así no existe en los libros de narraciones, e incluso un texto similar a éste no se ha observado en ninguna libro.
Ahora, además de que este asunto mencionado existe o no en los libros de narraciones, el contenido de estos textos parecidos a narraciones desde varias perspectivas son posibles de debatir:
1. La falta de proporción entre el delito y como arrepentirse de éste: Uno de los asuntos aprobados entre los sabios así como los fundamentos aceptados por la ley religiosa es la proporción del delito con el castigo y la proporción del delito con el arrepentimiento de éste. Como ejemplo, si alguien tomó algún bien de otra persona, tal y como claramente dice en la ley religiosa, su arrepentimiento es que devuelva ese bien a su dueño o deberá contentarlo de la forma que pueda. Si hablaron mal a espaldas de alguien su arrepentimiento es que le informen a la persona de lo que hablaron y pidan perdón, o que pidan a Dios que le dé lo bueno y lo perdone. Si el honor de alguien fue manchado, el arrepentimiento de este gran pecado es que haga algo para regresarle ese honor, y muchos de otros asuntos que pueden mencionarse para este caso. Claro está muchas veces Dios a través de un buen acto perdona el castigo de un pecado grave. Pero en el asunto de la pregunta esta falta de proporción es tan grande y visible que no puede encontrarse una justificación correcta para ello.
¿Cómo es posible que una persona ensucie sus manos con la sangre de un Inmaculado Imam de los musulmanes y descendiente del Mensajero de Dios (s.a.w.) y después su pecado sea perdonado al realizar la oración de Gufaîlah y su arrepentimiento sea aceptado?
¿Cómo es posible que alguien que destruyó la Ciudad del Profeta Madīnat an-Nabī y para sus ejércitos hizo permisible el honor de las mujeres y los bienes de los habitantes de esa ciudad, o destruyó la casa de Dios (la Ka’ba) entonces sea perdonado a través de la oración de Gufaîlah?
2. A continuación de este texto similar a una narración algunos dijeron que Yazid, muchas veces quiso realizar esta oración por arrepentimiento de sus malvados actos y grandes pecados, pero por el intenso dolor de estómago que lo atacaba le impidió realizarla.
En las narraciones fiables y aceptables dice así que la intención de la persona para realizar buenos actos es más elevada y superior que el acto que desea realizar, o realizó.[3] Es decir muchas veces sucede que la persona carece del poder para realizar actos buenos pero tiene la intención de realizarlos. Una intención así es superior y más elevada que los actos que deseaba realizar. Ahora ¿cómo es posible que en esta narración una persona tiene la intención de arrepentirse de sus pecados pero ya que no pudo realizar un acto especial (oración de Gufaîlah) esa intención interna no es aceptada y no provoca su salvación? En efecto, existe la posibilidad de que algunos pecados sean en tal forma que la persona al realizarlos se vea atrapado en el pozo de las oscuridades y pierda la decisión del arrepentimiento. En algunas narraciones (que claro está demandan un amplio debate) se indican algunos pecados que al realizarlos las personas pierden la posibilidad del arrepentimiento. Como ejemplo de estos pecados puede indicarse “la innovación en la religión”.[4] Una innovación que no sólo descarrió a la misma persona sino que a un gran grupo lo sacó del sendero de la verdad y realidad, llevándolo al sendero de la opresión y oscuridad.
Otra pregunta es qué ¿acaso básicamente es correcto que a una persona así le reprochemos por tener una enfermedad? ¿Cómo es que en los demás mandatos jurídicos, tales como el ayuno, la peregrinación y otros consideramos al istitâ’at (poder corporal) como condición para la realización de los actos obligatorios importantes, en tal forma que si alguien está enfermo y no puede ayunar, y el ayuno dañe su salud, no sólo el ayuno no es obligatorio para él sino que ayunar en esas condiciones le es prohibido, pero en la realización de este acto preferible (la oración de Gufaîlah) la persona por verse afectada de una enfermedad y dolor en una zona del cuerpo (que se encontraba fuera de su decisión) no sea perdonada?
3. En este texto similar a una narración se le atribuye a la honorable Zaynab (s.) un asunto que no concuerda con su jerarquía, después de que el Imam Saÿÿâd (a.s.) dice a Yazir que, al realizar la oración de Gufaîlah tu arrepentimiento respecto al asesinato del Imam Husayn (a.s.) será aceptado. Parece que la honorable Zaynab (s.) le objeta al Imam Saÿÿâd (a.s.) y dice: “¡¿Estás salvando al asesino de tu padre?!”
¿Cómo es que la honorable Zaynab (s.) que pertenece a la familia de la revelación y conoce el rango y la jerarquía del Imam (a.s.) le rebate a su Imam al igual que una persona común? En efecto, algunas veces el Inmaculado Imam al igual que un santo Divino realiza un acto que tal vez parezca que se contradice con lo externo de la ley religiosa y la religión. Aquí no sólo no tiene inconveniente preguntar la realidad del acto sino que es también un acto aceptable. De esta frase puede indicarse la objeción del Profeta Moisés (a.s.) y el Profeta Khadir (a.s.) cuando Moisés acompañaba a Khadir, como por ejemplo, cuando Khadir mató a un niño Moisés le objetó que no debe matar a un humano sin causa. Pero en la objeción que se le atribuye a la honorable Zaynab (s.) ella objeta un acto de los actos del Imam Saÿÿâd (a.s.) que primero: muchas veces sucede que de un Inmaculado Imam puede esperarse que guíe a las personas más desafortunadas hacia el bien y el arrepentimiento. Y segundo: el Imam Saÿÿâd (a.s.) como Imam y como vengador de la sangre de su padre el Imam Husayn (a.s.) tenga el derecho para perdonar al asesino de su padre.
4. Otra falta que puede observarse, es la contestación que el Imam Saÿÿâd (a.s.) da a la honorable Zaynab (s.). El Imam (a.s.) dijo: “…Yo dije la oración de Gufaîlah pero usted no se preocupe ya que Yazîd nunca logrará recitarla”.
Esta es una forma de incitación, ya que una persona solicita algo de un Inmaculado Imam (a.s.) para que al realizarlo sea perdonado, y el Inmaculado Imam (a.s.) considerando la imposibilidad de él, lo estimula a un acto que nunca podrá realizar. Realmente era mejor que si Yazîd se hubiese arrepentido de su acto, el Imam Saÿÿâd (a.s.) lo hubiese guiado a la realización de un acto que pudiese salvarse al realizarlo.
Además de ello sabemos que Yazîd nunca se arrepintió de haber matado al Imam Husayn (a.s.) y a sus compañeros, y continuó sus asesinatos durante los siguientes años y en el suceso de Hurrah. Entonces no existía razón de que el Imam (a.s.) para una persona que aún insistía en su asesinato le mostrase la manera para arrepentirse, y a través de esto lo mostrara hasta cierto punto absuelto ante la opinión pública.
[1]– El difunto Sayyid Ibn Tâwûs en la obra Falâh Al-Sâ’il, presenta varias narraciones respecto a la virtud de esta oración. Recurrir a: Falâh Al-Sâ’il, p.244.
[2]– Fâdil Lankarânî Muhammad, Kitâb Al-Salât, p.54.
[3]– Recurrir a: Kulaînî Muhammad Ibn Ia’qub, Al-Kâfî, t.2, p.84.
قَالَ رَسُولُ اللَّهِ ص نِيَّةُ الْمُؤْمِنِ خَيْرٌ مِنْ عَمَلِه –El Mensajero de Dios dijo: “La intención del creyente es superior a su acto”.
[4]– Maÿlisî Muhammad Bâqir, Bihâr Al-Anwâr, t.69, p.216.