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En algunas de las aleyas coránicas la explicación de "وَ رَفَعْنا فَوْقَكُمُ الطُّور" –“…y elevamos sobre vosotros el monte”, y parecidas a ésta fueron mencionadas para las Tribus de Israel. Según lo mencionado en las obras de exegesis estas aleyas indican un suceso histórico que por la oposición de las Tribus de Israel, por orden de Dios ocurrió en la época del Profeta Moisés (a.s.). Dios Poderoso y Sublime puso en movimiento parte del monte Sinaí sobre las cabezas de los Hijos de Israel. Considerando el poder ilimitado Divino que creó miles de millones de estrellas, sistemas solares y galaxias, y les dio movimiento en el espacio con distancias determinadas, desde la perspectiva del intelecto y la ciencia no es imposible ni causa de asombro la posibilidad de que ocurra un suceso así del cual el Corán anunció su hecho.
En la aleya 63 de la Sura Al-Baqara [2] se indican dos puntos respecto a las Tribus de Israel:
1. Tomar el pacto de las Tribus de Israel: Este pacto, que algunos de sus artículos fueron mencionados en las aleyas del Generoso Corán[1] y también en la Tora, corresponde a: la Unicidad de Dios, fe en todos los Profetas Divinos, respetar a los padres a los familiares a los huérfanos y a los indigentes, dar limosna en el sendero de Dios, hablar de buena forma, realizar la oración, pagar el azaque, evitar matar y otros. A continuación de la aleya 13 de la Sura Al-Mā’ida [5] asegura para ellos que si cumplen con este pacto serán de los merecedores del Paraíso.
2. Colocar el monte de Tûr o Sinaí sobre las cabezas de los Hijos de Israel. Según lo que está registrado en las obras de exegesis colocar el monte de Sinaí sobre las cabezas de los Hijos de Israel fue un suceso real que ocurrió en la época del Profeta Moisés (a.s.) y no fue un suceso que hubiese ocurrido al inicio de la creación. Es digno decir que el Corán en algunas de sus aleyas con la explicación de "وَ رَفَعْنا فَوْقَكُمُ الطُّور" –“…y elevamos sobre vosotros el monte”, y parecidas a ésta fueron mencionadas para las Tribus de Israel indicando este punto y verdad.[2]
Tabarsí transmite de “Ibn Zaîd” lo siguiente: “Cuando Moisés (a.s.) regresó del monte Sinaí y trajo consigo la Tora (los Diez Mandamientos) anunció a su tribu: “Traje el Libro Celestial el cual contiene los mandatos religiosos, lo permitido y lo prohibido, los mandatos que Dios dictó para vuestro programa de conducta. Tomadlo y realizad sus mandatos”. Los judíos con el pretexto de que había traído para ellos obligaciones difíciles, comenzaron a desobedecer y mostrarse rebeldes. Dios también comisionó a los ángeles para que colocaran una gran parte del monte Sinaí sobre sus cabezas. En ese momento Moisés (a.s.) anunció: “¡Si pactan y obedecen las órdenes de Dios, y se arrepienten de la desobediencia y rebeldía, este castigo será quitado de vosotros, de lo contrario todos seréis destruidos!” Se entregaron y aceptaron la Torá y se postraron por Dios mientras que en cualquier momento esperaban que el monte cayese sobre sus cabezas, pero como bendición del arrepentimiento finalmente este castigo Divino les fue perdonado”.[3]
Por lo tanto la aleya mencionada es muestra de un signo de la grandeza y del poder de Dios con relación al castigo de los incrédulos y rebeldes de las órdenes y los pactos con los Profetas que ocurrieron durante la historia. Considerando el poder ilimitado Divino que creó miles de millones de estrellas, sistemas solares y galaxias, y les dio movimiento con distancias determinadas en el espacio y a velocidades muy elevadas, existe la posibilidad de que ocurra un suceso así que el Corán anunció su hecho (todo el monte de Sinaí o parte de éste lo puso en movimiento sobre las cabezas de las Tribus de Israel) no es imposible desde la perspectiva del intelecto y la ciencia, ni tampoco es causa de asombro. En efecto, es posible que en una situación normal sea un acto extraordinario, pero debe decirse que este suceso se realizó al igual que los demás milagros de los Profetas Divinos (a.s.) (revivir a los muertos por medio del Profeta Jesús a.s., sacar a la camella de entre la montaña a través del Profeta Saleh a.s. y…), que todos estos fueron actos extraordinarios, pero con el permiso de Dios, realizados ante los ojos de la gente.
Es oportuno recordar aquí este punto que en la descripción de cómo fue colocado el monte sobre las cabezas de los Hijos de Israel, un grupo de los exegetas sostiene que por orden de Dios el monte fue arrancado de su lugar y colocado como un parasol sobre sus cabezas.[4] Esta opinión se deriva de esta aleya que dice: “Y (recuerda) cuando colocamos la montaña sobre ellos como si fuera un toldo y pensaron que les caería encima (y en ese mismo estado tomamos su pacto y dijimos) ¡Tomad con fuerza lo que Nosotros os hemos dado (de mandatos y preceptos con sinceridad) y recordad lo que hay en ella (y realizadlo), para que así seáis temerosos de Dios!”.[5]
Claro está con la relación a los detalles de este suceso se mencionó otra posibilidad en base a que ocurrió un fuerte terremoto en el monte que lo hizo temblar en tal forma que las personas que se encontraban en las faldas de éste pudieron observar las sombras de la parte superior del monte sobre sus cabezas, y daban la posibilidad de que en cualquier momento era posible que cayese sobre ellos, pero por un favor Divino el sismo se apaciguó y el monte quedo nuevamente en su lugar.[6] O el que: “Esta posibilidad existe también que una gran parte del monte por orden de Dios a través de un terremoto o rayo intenso fue arrancada de su lugar pasando por encima de sus cabezas en tal forma que durante unos momentos la vieron sobre ellos y supusieron que caería sobre sus cabezas.”[7]
Pero parece ser que algunas de las explicaciones y justificaciones presentadas querían hacer que sus lectores aceptaran que este milagro Divino no fue algo muy raro ni extraordinario, siendo compatible con los criterios normales de la razón humana.
Nosotros sostenemos que cualquier asunto que sea rechazado por la razón, sin la necesidad de ninguna justificación existirá en el ámbito del poder de Dios y sólo en la explicación de los detalles de un milagro habrá que beneficiarse apoyándose en los documentos fiables religiosos o en las medidas evidentes racionales.
[1]– Al-Mā’ida [5:13].
[2]– Sura Al-Baqara [2:63 y 93]; An-Nisā’ [4:154]; Al-‘Arāf, [7:171].
[3]– Makârim Shîrâzî Nasir, Exegesis Nemunah, t.1, p.294.
[4]– Tabarsî Fadl Ibn Hasan, Maÿma’ Al-Baîân fi Tafsîr Al-Qurân, t.4, p.764 (a continuación de la aleya 171 de la Sura Al-‘Arāf).
[5]– Al-‘Arāf, [7:171].
[6]– Rashîd Ridâ Muhammad, Exegesis Al-Minâr, a continuación de la aleya en cuestión, según lo transmitido en la Exegesis Nemunah, t.1, p.294.
[7]– Exegesis Nemunah, t.1, p.294.